Tenemos 20 años para reunir una estructura de garantía médico-biológica para vuelos largos, orbitales e interplanetarios. Fuente: NASA.
"En los próximos 50 años la principal meta de la humanidad en el espacio será Marte", dijo en el recién concluido séptimo Congreso Aeroespacial Internacional de Moscú.
Al aclarar por qué Marte es el único objetivo de colonización posible en el sistema solar, Lopota recordó que Venus no es apto ya que la temperatura en su superficie es de unos 500 grados y la presión atmosférica dos veces mayor que la de la Tierra.
"Tan solo nos queda Marte, es lo suficientemente cómodo y la presión atmosférica es casi una centésima parte que en la Tierra. No es un mal campo para solucionar el problema de la colonización. Más aún, Marte es el único planeta donde hay suficiente agua", considera Lopota.
Mientras tanto, los científicos rusos ya han desarrollado los criterios de selección de la tripulación para el vuelo a Marte. Para una prolongada misión pilotada se tendrían en cuenta dos criterios: el genético y el médico-psicológico, nos comunica Anatoli Potapov, colaborador del Instituto de problemas médico-biológicos de la Academia de Ciencias de Rusia (IMBP por su siglas en ruso).
"En la selección de la tripulación, los criterios principales serán el genético y una prueba médico-psicológica en profundidad. Además de eso, disponemos de todas las posibilidades para desarrollar sistemas de garantía médico-biológica para las expediciones a Marte. En concreto, se puede utilizar la Estación Espacial Internacional (ISS) para la preparación de las futuras expediciones interplanetarias".
En su opinión, los especialistas proponen crear un módulo médico especial en el segmento ruso de la ISS donde se utilizaría la experiencia obtenida en el experimento 'Marte-500' llevado a cabo entre junio de 2010 y noviembre de 2011.
"Tenemos 20 años para reunir una estructura de garantía médico-biológica para vuelos largos, orbitales e interplanetarios. Tenemos capacidad para investigar en aparatos espaciales automáticos y biosatélites, podemos realizar experimentos con aislamiento, investigar en modelos de ingravidez y en las condiciones extremas del Ártico, del Antártico o del desierto", indica Potapov.
En opinión de los especialistas del Instituto de Problemas Médico-biológicos, la primera tarea para la preparación de expediciones interplanetarias es aumentar el aislamiento del complejo de sistemas de apoyo vital. Para la creación de un sistema de estas características, capaz de garantizar el proceso de la regeneración total de los componentes principales e indispensables para la vida, hacen falta un mínimo de diez años. El principal problema para los científicos es cómo obtener una producción continua de oxígeno, agua, alimento y expulsar los desechos de la actividad vital.
El experimento citado anteriormente, 'Marte 500', aumentó el conocimiento de los científicos sobre una estancia prolongada del hombre en el espacio. A pesar de todo, es cierto que no se pudieron imitar todas las condiciones de un posible vuelo. Como explicó el primer vicedirector del IMBP de la Academia de Ciencias de Rusia y miembro de la Academia de Ciencias Médicas de Rusia, Víctor Baranov, se creará un experimento paralelo con monos: "Tendrán que probar en sus propias carnes los niveles de radiación, al mismo tiempo que los pilotos humanos lo harán en todo lo demás".
Por desgracia, la decisión sobre estas cuestiones no se limita al problema de una larga estancia del hombre en el espacio. Las condiciones de microgravedad suponen un tremendo peligro para nuestro organismo. 'Marte 500' no tuvo modelo de ingravidez espacial. Por eso todavía no tenemos respuesta a la principal pregunta médica de si podemos soportar un periodo largo en un estado de 'suspensión'.
Mientras tanto las investigaciones estadounidenses nos muestran que las personas que pasan mucho tiempo en el espacio sufren de pérdida de masa ósea. Las observaciones sobre el estado de 13 astronautas, cada uno de los cuales pasó medio año en la ISS, mostraron que la solidez de su esqueleto disminuía en término medio un 14 % en comparación con los mismos indicadores previos al vuelo.
Además de los problemas estrictamente médicos, un viaje prolongado por el espacio supone una altísima exigencia psicológica para la tripulación. La lejanía de la Tierra, la larga autonomía del vuelo, la larga estancia en unos límites cerrados en condiciones de microgravedad, los problemas de la interacción en grupo de la tripulación, un considerable volumen de trabajo tanto a bordo como en el espacio exterior, situaciones imprevistas, un alto nivel de riesgo y, por último, la sensación de responsabilidad por el futuro de la expedición, pueden influir seriamente en el estado psíquico y la capacidad de trabajo de las personas.
Por otro lado, poco se puede hacer desde la Tierra para ayudar a la tripulación a solucionar estos problemas. Hasta ahora el apoyo psicológico de los astronautas se realizaba directamente con servicios especiales en Tierra, en constante comunicación y con tiempo de sobra. Desde nuestro planeta hasta Marte, la señal tarda 40 minutos y puede que haga falta tomar decisiones en cuestión de segundos.
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