La cultura soviética, estrella indiscutible en la ‘Noche de los museos’

Uno de los símbolos más importantes de la época soviética, las colas, renace de una forma inesperada en Rusia: una vez al año durante toda la noche multitudes de miles de personas hacen colas de horas para entrar en contacto con la cultura en los museos y teatros del país.

Centenares de ciudades de todo el mundo, en Rusia, EE UU, Francia, Italia, Alemania, Armenia, Ucrania y otros muchos países, no durmieron durante la noche del 18 al 19 de mayo. Gente de todas las edades salió a la caza nocturna en búsqueda de alimento para el intelecto durante la 16ª edición de la ‘Noche de los museos’, un proyecto internacional que hace propaganda de la cultura y del ocio intelectual.

En Moscú, esta peculiar noche cultural se celebró por séptima vez y batió el récord de inversión financiera, las autoridades de la ciudad le destinaron 10 millones de rublos, 320 mil dólares. El evento contó con la participación de un millón doscientas mil personas. Tras este gran éxito, el ministro de cultura, Vladímir Medinski, propuso realizar el evento unas cuantas veces al año. La próxima vez tendrá lugar en noviembre.

Cuando la cultura inunda la calle 

250 museos, espacios de arte y galerías abrieron sus puertas a los moscovitas y visitantes de la ciudad, una cifra que casi dobla a la de Berlín. Además, en esta edición los parques de la capital también se sumaron a los espacios culturales. Para que el público tuviera tiempo de verlo todo, en Moscú durante una noche funcionaron rutas especiales de autobuses así como taxis gratuitos. 

El lema oficial de la Noche de los museos de este año fue el de ‘Museo (Memoria + Creatividad) = Progreso social’. Cada año se percibe más la orientación de las masas populares hacia la cultura soviética. El principal escenario de la ‘Noche de los museos de Moscú’, la ‘Sala Central de Exposiciones Manezh’, presentó la exposición ‘Diseño de envoltorios. Hecho en Rusia’, en la que a través de la evolución de los materiales para envolver y etiquetar se muestra el desarrollo y la continuidad de la Unión Soviética y de Rusia. Masas de jóvenes, vestidos a la moda de los urbanitas soviéticos, se paseaban entre carteles y envoltorios soviéticos conocidos por todos los rusos. Con mucho interés y entusiasmo observaban los objetos y dibujos de los tiempos de juventud de sus padres y abuelos.

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Otro lugar de interés soviético de la ‘Noche de los museos de Moscú’ fue el ‘Museo de las máquinas de juego soviéticas’. La gran mayoría de visitantes, como en todos los actos de la noche, fueron estudiantes de los últimos cursos de secundaria y universitarios que nacieron tras la desintegración de la URSS, de lo que se desprende que visitaron las instalaciones por un interés hacia esa cultura y no por nostalgia. La gente hacía colas de hora y media y dos horas para jugar media hora con unos primitivos aparatos mecánicos de la infancia de sus padres en una gran sala un poco sombría. Entre los visitantes también había algunos extranjeros, un poco asustados por el Moscú nocturno  y la masa heterogénea, pero tras entrar en el museo los visitantes se olvidaban de las horas de cola y el cansancio de media noche, y con una alegría infantil corrían de máquina en máquina dejando caer al suelo fichas de quince kopeks y pasándoselo bien de verdad.

Galerías inhóspitas 

Las galerías de arte contemporáneo tampoco han dejado de lado el tema soviético ya que en algunas zonas industriales las antiguas fábricas abandonadas se han convertido en nuevos espacios de arte.

A los visitantes de la galería ‘Moshouse’ se les propone desplazarse a tientas entre ventanas rotas y tapiadas hasta las piezas exhibidas iluminadas con neón, con el riesgo de caer en los agujeros del suelo o tropezar con las cajas y tablas esparcidas por el suelo. Caos, en una palabra. Tras superar todos estos obstáculos artificiales y naturales y encaramarse por una escalera desvencijada hasta el segundo piso, el visitante llega a un espacio nuevo donde hay un poco de luz pero en constante movimiento, reflejándose en espejos giratorios. De nuevo aquí pero de una forma sofisticada se repiten los mismos temas, el vuelo de Gagarin, la vida de la gente durante la época soviética, el cine soviético...

¿Qué indica tal interés de los museos rusos hacia el pasado soviético? Sin duda, la demanda crea la oferta. ¿Pero de dónde aparece esta demanda? ¿Puede ser que a la juventud actual le falte la orientación soviética hacia un futuro brillante, que durante tanto tiempo permitió a las generaciones anteriores de rusos simplemente “vivir y disfrutar de la vida”?

 

La Noche de los museos tuvo lugar por primera vez en Berlín el año 1997 bajo el lema ‘Primavera de los museos’. 
En el 2002 el Centro museístico de Krasnoyarsk fue el primer participante de Rusia en el evento internacional. 
En el año 2001 participaron 39 países de Europa y América y en el 2005 la ‘Primavera de los museos’ se transformó en la Noche de los museos. 

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