A lo largo de 70 años el Estado usó el poder de la imagen. Fuente: ITAR-TASS
Antes del año 1917, en el Imperio ruso, como en los países occidentales, la publicidad comercial prosperaba: rótulos, anuncios publicitarios en diarios y revistas, carteles… Todo esto cambió tras la Revolución de Octubre, que eliminó la propiedad privada y estableció unas nuevas reglas del juego.
La economía soviética estaba planificada por el poder central y excluía por completo la competencia. La publicidad comercial no era necesaria para este tipo de economía, no era compatible. En cambio, la propaganda social y política comenzó a ganar peso: la ideología y todo lo relacionado con ella gozaba de un gran protagonismo en la Unión Soviética.
Propaganda revolucionaria
“Cuando los bolcheviques llegaron al poder, - comenta Svetlana Shomova, especialista en historia de la publicidad y profesora de la Escuela Superior de Economía, - publicaron, junto a los famosos decretos como el Decreto sobre la tierra o el Decreto sobre la paz, que podría haberse llamado “decreto sobre la publicidad”.
En noviembre de 1917 Lenin firmó el Decreto sobre la introducción del monopolio estatal sobre la propaganda. A partir de aquel momento, cualquier anuncio a cambio de dinero en las publicaciones periódicas era privilegio exclusivo del Estado y únicamente era posible en los periódicos del gobierno o de los Soviets. Esto detuvo de golpe el libre flujo de la información y la publicidad pasó a estar controlada por el Estado”.
La joven república soviética contaba con numerosos enemigos, tanto dentro como fuera del país. Esta situación planteó unos nuevos objetivos a los publicistas, en primer lugar en el ámbito político. Comenzaron a aparecer carteles que más tarde se convirtieron en clásicos de la propaganda soviética de la época de la Guerra Civil: “¿Ya te has alistado como voluntario?” y “¡Golpead a los blancos con la cuña roja!”.
Había que hacer frente a un alto analfabetismo. El país necesitaba préstamos y había que convencer a la gente para que comprara bonos. Todas estas tareas las tuvieron que resolver los publicistas y agitadores.
A pesar del hambre y la desorganización, los bolcheviques no escatimaban en campañas de agitación. Aparecieron trenes y barcos llenos de agitación política que recorrían el país haciendo propaganda del nuevo gobierno. Para estas campañas se reclutó a los mejores: el gran poeta Vladímir Maiakovski participó en una serie de carteles propagandísticos con agudas rimas llamada “Ventanas de la sátira de Agencia Telegráfica de Rusia (ROSTA)”.
La Nueva Política Económica
A principios de los años 20 dio comienzo el breve periodo de la NEP (la Nueva Política Económica), durante el cual los bolcheviques permitieron la producción y el comercio privados. Fue una época de restaurantes de lujo, pieles, champán... de algún modo el renacimiento de la lujosa vida de la burguesía que existía antes de la Revolución.
Gracias al libre comercio, la creatividad publicitaria floreció momentáneamente. Surgió la alianza entre dos vanguardistas: el futurista Maiakovski y el artista Alexander Ródchenko, los “constructores de publicidad”.
“El estilo de Ródchenko y Maiakovski se basaba en el constructivismo. Era enormemente distinto del diseño modernista que reinaba en aquel momento en todo el mundo, con sus elaborados colores llenos de armonía y sus femeninas letras redondeadas – comenta a RBTH Tatiana Kozlova, miembro de la Unión de Diseñadores de Rusia. – Las líneas rectas y los colores llamativos y chillones supusieron un gran avance artístico, los carteles enviaban a la gente la señal de que ahora nosotros vivíamos de un modo distinto. Esta estética era completamente nueva en el mundo. Hoy en día, los carteles de los constructivistas rusos siguen provocando un enorme interés en todo el mundo”.
En la actualidad, los carteles publicitarios soviéticos siguen siendo muy valorados en las subastas en todo el mundo.
Guerra y posguerra
Los publicistas más brillantes de la época de la Segunda Guerra Mundial fueron el grupo de los Kukriniksi (Mijaíl Kupriánov, Porfiri Krylov y Nikolái Sokolov), así como Borís Efímov (que llegó a vivir 109 años, falleció en 2008). Estos artistas creaban carteles antifascistas y dibujaban caricaturas antibelicistas para las revistas. En uno de aquellos carteles aparecen unos soldados nazis avanzando y convirtiéndose gradualmente en lúgubres cruces.
Fuente: Ria Novosti
Para cada época, unos motivos distintos. “La publicidad se va desarrollando dentro del espacio que le es destinado, - comenta Svetlana Shomova. – Tras la Revolución predominó la propaganda política, en los años 20-30, la propaganda social (es decir, la propaganda relacionada con la lucha contra el analfabetismo). Tras el fin de la Segunda Guerra Mundial, el protagonismo pasó a los carteles con temática del tipo '¡Recuperemos la economía nacional!'. Y en los años 50-60, cuando la industria comenzó a afianzarse, comenzaron a desarrollarse las vitrinas, las exposiciones, las marcas comerciales y el cartel comercial…”
El desarrollo de la televisión
En los años 60-70, la publicidad soviética conquistó la televisión. No obstante, durante la época de la URSS no existía la televisión comercial, todos los canales estaban financiados totalmente por el Estado.
Los programas de televisión nunca se veían interrumpidos por pausas publicitarias. La publicidad únicamente podía mostrarse entre un programa y otro, por lo general en forma de pequeños vídeos educativos, en lugar de los anuncios tradicionales de medio minuto que existen hoy en día.
Por ejemplo, en el vídeo publicitario del automóvil Zaporozhets, el presentador comentaba sus ventajas y después hacía una entrevista al director de una tienda de automóviles que se quejaba de que se fabricaban pocas unidades de este modelo y que por eso se veían obligados a vender el modelo anterior…
“La promoción de productos y servicios no era la tarea principal de los anuncios publicitarios. La vida cotidiana se encontraba muy lejos del lujo y la plenitud, la actividad publicitaria tenía en primer lugar una función informativa, educativa (de construcción de modelos de conducta), así como la función de establecer unas nuevas prácticas culturales”, explica Svetlana Shomova.
Los carteles y las transparencias en los lugares públicos conformaban la vida cotidiana de la gente. Muchos conocen desde su infancia carteles como “El pan es un bien del pueblo, cuidad el pan”, o “Al salir, apagad la luz”, que enseñaban determinadas normas de conducta y establecían un nuevo sistema de valores.
También existía la publicidad comercial, pero no para artículos concretos, sino más bien para cadenas comerciales (la aseguradora estatal, la compañía Inturist, el banco estatal, la compañía Aeroflot, etc.). La campaña publicitaria bajo el eslogan “Volad con aviones de Aeroflot” estaba dirigida también a extranjeros que utilizaban los servicios de esta aerolínea, la única de la URSS.
La perestroika y la transparencia
En 1985 Mijaíl Gorbachov llegó al poder y comenzó su gradual política de liberalización. En los medios de comunicación volvió la crítica de los defectos de la sociedad, comenzaron a tenderse nuevos puentes de telecomunicaciones con Estados Unidos, aparecieron atrevidos programas juveniles en los que los jóvenes presentadores ya no hablaban en el lenguaje oficial, sino en un lenguaje más cotidiano y sobre temas de actualidad.
El Estado permitía la actividad empresarial privada y la publicidad comenzó a adquirir un carácter cada vez más comercial, aproximándose poco a poco al modelo occidental.
Los primeros ejemplos de anuncios publicitarios eran bastante ingenuos por su falta de experiencia, aunque poco a poco el espacio mediático soviético, y más tarde ruso, fue entrando en el espacio mundial y las diferencias culturales fueron desapareciendo.
Lea más: Los afroamericanos que emigraron a la Unión Soviética en busca de igualdad>>>
Todos los derechos reservados por Rossíiskaia Gazeta.
Suscríbete
a nuestro boletín
Reciba en su buzón el boletín informativo con los mejores artículos sobre Rusia: