Así es la vida entre bambalinas en el Teatro Mariinski de San Petersburgo (Fotos)

Mark Ólich
A lo largo de muchos años, Mark Ólich ha estado fotografiando los ensayos y el mundo que hay entre bambalinas del famoso teatro. El artista explica a los lectores de Russia Beyond lo que el público no ve del principal teatro de San Petersburgo.

Detrás del telón ocurren cosas extraordinarias. Una ballerina, llamémosla Masha Ivanova, puede estar hablando a una amiga, pensando sobre sus problemas y, entonces, da un paso hacia delante y deja de ser Masha y se convierte en el Hada Lila o en otro personaje sobrenatural. Esta transformación se ve claramente en las fotografías. Creo que es lo que inspira a la gente a hacerse bailarín y artista. Es algo realmente mágico.

En los ensayos la confianza es muy importante para mí. Es más interesante fotografiar los ensayos. Se trata de un proceso muy íntimo y no suelen permitir la entrada a nadie. Las ballerinas siguen buscando y no quieren que los otros las vean haciendo una postura imperfecta. Pueden venirse abajo y llorar. Aprecio realmente cuando me llaman y me dicen que puedo tomar fotografías en el auditorio.

Es interesante fotografiar a tu propia compañía teatral, en la que conoces a todo el mundo y tu presencia no molesta a nadie. A menudo las chicas hacen el tonto antes de subirse al escenario o se dicen qué es lo que les molesta. A veces las ballerinas del cuerpo del ballet tienen que comunicarse en el escenario, según la trama de la obra. Al fotografiarlas detrás del telón, oigo cómo las heroínas de El lago de los cisnes, con sus históricos vestidos, discuten sobre los créditos del automóvil.

También hay historias muy tristes y te das cuenta del duro trabajo que supone el ballet. En el escenario la ballerina vuela como una mariposa, pero entre bambalinas puede caerse por el dolor, por los calambres que le provocan la tensión. Es atendida inmediatamente por el masajista, que le da agua y analgésicos. Tiene que seguir siendo una profesional y no puede hacer errores o falsos movimientos. El público siempre los ve y también los fotógrafos. La vida de una ballerina es muy corta y lo de tener una pensión a los 35 no es un rumor, es algo objetivo y la cruda realidad. En ocasiones se pueden retirar antes, si tienen algún tipo de trauma.

El mundo del ballet es, sin duda alguna, cruel. No tanto por las relaciones entre los participantes en los procesos, sino en sí mismo. Una niña a los cinco años dice: “Quiero ser ballerina”. La llevan a un estudio de ballet en donde todo es fantástico, hay lazos de seda y tutús. Después de un tiempo entiende que tiene que trabajar de manera constante. De alguna manera, la niña pierde su niñez. El trabajo continúa cuando entra el cualquier academia profesional y no desaparece cuando la joven es contratada por un teatro. Hay un proceso de selección muy riguroso. Hay años en los que el Teatro Mariinski no incorpora ninguna graduada de la Academia Vagánova y eso que solo hay diez al año.

Diana Vishniova

He colaborado con Diana Vishniova durante años. Fotografío sus actuaciones y ensayos. Ahora hace algunas cosas en paralelo además de participar en el Mariinski. Tiene su propio festival y ha abierto un estudio de danza. Somos amigas, es una persona increíble, siempre presta su apoyo. Detrás del telón siempre está tranquila y concentrada.

Uliana Lopátkina

También he trabajado mucho con Uliana Lopátkina. Es una persona muy profunda. No es tan abierta como Diana. Nos conocimos cuando discutimos en un festival. Estaba trabajando entre bambalinas y mi cámara no estaba cubierta con una funda especial. Uliana salió antes de la actuación para ensayar La muerte del cisne de Saint-Saëns. Estaba molesta por el sonido de la cámara (que en realidad no era la mía). Interrumpió la pieza y como estaba junto al fotógrafo culpable, toda su ira se dirigió a mí. Tuvimos una disputa divertida, pero luego también nos lo pasábamos bien saludándonos. Posteriormente me invitó a hacer un par de proyectos serios, uno de ellos era Anna Karénina. Si tenemos en cuenta que ha terminado su carrera, entendemos que este tipo de cosas son únicas, que nunca se repetirán.

En la fotografía, si todo va bien, los resultados quedan para siempre. Ocurre lo mismo con la pintura, la escultura o la poesía. Sin embargo, en la danza tienes que esforzarte constantemente, no importa lo bien que bailaste el día de antes, el mes, el año anterior. Siempre tienes que comenzar desde cero. Por eso no hay espectáculos idénticos. Si fotografías El lago de los cisnes durante un año, obtienes resultados diferentes en cada ocasión. Eso quieres decir si sabes cómo fotografiar y si eres capaz de ver los procesos internos. Es algo realmente interesante.

Además del Teatro Mariisnki, el Bolshói es otro de los grandes centros culturales de Rusia. Aquí te contamos cómo es la vida en el principal teatro de Moscú. 

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