‘El idiota’ cumple 150 años: 5 razones para leer este clásico de Dostoievski

Sputnik
Hace siglo y medio el escritor ruso acabó su icónica novela sobre un personaje similar a Cristo en una época difícil. Te proponemos que eches un vistazo a estas razones para leer esta maravillosa novela.

1. La historia de un hombre perfecto en un mundo cruel

Alguna gente podrá preguntarse si son buenas o malas personas, sobre todo en momentos de resaca o cruda, o cuando le corta el paso a alguien conduciendo. “¿Por qué no puedo ser bueno, amar a los hombres y ayudar de manera desinteresada?”, podemos preguntarnos a nosotros mismos en ocasiones. Tranquilo. Fiódor Dostoievski demuestra en El idiota que ser perfecto no tiene por qué ser algo bueno. 

El protagonista de la novela, el príncipe Lev Mishkin, es un hombre ideal. “La idea de Dostoievski era retratar a un hombre perfecto, lleno de compasión hacia los demás y capaz de comprender a todos en un mundo lleno de maldad y malas personas”, explican en la web Polka. En los borradores, Dostoievski se refiere a Mishkin como el “Príncipe Cristo” y de hecho, tiene un aire a Cristo: lleno de amor y perdón, sin que la ira lo toque.

Aunque la gente de su alrededor lo toma por imbécil, por idiota (tiene algunos problemas médicos). Al parecer su buena voluntad apenas surte efecto.

2. Lleno de personajes inolvidables

Todos los personajes de la novela (y hay muchos), excepto el Príncipe Mishkin, están, hasta cierto punto, obsesionados con algo o alguien. Bien sea el amor de Mishkin, Nastasia Filíppovna, una mujer que sufrió abusos en su niñez y está considerada (incluso por ella misma) vil y “desprendida”, o Ippolit, el joven de 18 años que trata de suicidarse.

Como suele ser habitual, el autor muestra la parte más profunda y mística de estos personajes. “Todas las caras son claras y pintorescas, están iluminadas por una luz eléctrica que hace que resplandezcan de manera sobrenatural y quieres mirar en ellos de manera todavía más profunda”, escribió sobre la novela el publicista Apollón Máikov en el siglo XIX.

3. Valiente y raro experimento

Dostoievski cambió su plan a medida que escribía la historia. Al principio iba a hacerla sobre un pícaro que acaba encontrando a Dios, pero luego dedicó su novela a otro tema: si el ideal cristiano -encarnado por Mishkin- era deseable en el mundo moderno.

El autor tenía que ser lo más fiel posible a la realidad, ya que estaba escribiendo sin un determinado final en mente, solamente proponiendo circunstancias y escribiendo cómo los héroes reaccionarían según su naturaleza. No era fácil.

Retrato de Fiódor Dostoievski, obra de Iliá Glazunov.

“Mi cabeza estaba en un torbellino. Es una maravilla que no se me fuera la cabeza”, explicó Dostoievski a un amigo en una carta.

4. Una ventana a la Rusia del siglo XIX

Hasta cierto punto, la vida le dictó a Dostoievski lo que tenía que escribir, sus personajes leen los mismos artículos en los periódicos que leían sus contemporáneos. Es más, en El idiota aparece un asesinato muy importante que tomó de la propia realidad.

“Dostoievski estaba escribiendo El idiota mientras vivía fuera”, se lee en un artículo en la web Arzamás dedicado a los secretos del autor. “Así que temía perder el contacto con la patria, y quería que el libro se convirtiera en un asunto de actualidad. Leía todos los diarios rusos y prestaba especial atención a la sección de últimas noticias”. Así que si quieres saber algo sobre la Rusia del siglo XIX, El idiota es un buen punto de referencia.

5. El autor describe su propia experiencia cercana a la muerte

En uno de los primeros capítulos el Príncipe Mishkin narra la historia de un hombre condenado a muerte. “Las tres descripciones de los últimos momentos de un hombre condenado son de lo más estremecedor de la literatura, y más porque sabemos que no son momentos que se imaginan”, explica el profesor Gary Saul Morson, profesor de Arte y Humanidades en la Universidad del Noroeste, en un artículo sobre El idiota.

De hecho, Dostoievski fue condenado a muerte en 1849 por ser miembro de un círculo revolucionario. Pocos minutos antes de la ejecución le dijeron que el zar Nicolás I conmutaba su pena por varios años de trabajos forzados. El futuro escritor estuvo esperando su muerte durante días y esta terrible experiencia lo cambió profundamente y para siempre.

Las palabras de Mishkin sobre un hombre condenado son especialmente potentes, y las dice un hombre que sabe de lo que está hablando. Sería una pena perderse una escena tan fabulosa.

Es uno de los autores más queridos de la literatura universal, aquí te explicamos cómo ha influido Dostoievski en cinco escritores contemporáneos.

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