Después de la polémica suscitada en el Festival de Cannes de este año, la cinta del argentino Gaspar Noé, Clímax, llegó finalmente a Rusia a mediados de octubre. El impactante largometraje de terror en una fiesta de baile se llevó el premio principal de la Quincena de Realizadores y cuenta con un elenco de talentosos bailarines que Noé conoció en Europa, entre ellos una chica rusa apodada Sharleen Temple que interpreta al personaje de Ivana.
Sharleen, de 19 años y procedente de una ciudad en Siberia, fue la primera bailarina que aceptó participar en el proyecto. “Fue cuando conocí a Sharleen Temple... cuando decidí que tenía que haber un personaje ruso en la película”, dijo Noé a la agencia Interfax.
“No me importa la nacionalidad de mis personajes, ni su color de piel, ni su orientación sexual o su origen. Lo que yo buscaba era que fueran bailarines excepcionales, los mejores en su campo. Y Sharleen era así. La danza era el principal lenguaje de comunicación de la película”, dijo.
En declaraciones a los medios rusos, Sharleen dijo que había nacido y crecido en un pueblo siberiano, pero no quiso revelar su nombre. Le ha gustado bailar desde la escuela, especialmente estilos callejeros como el hip-hop y el house, y en algún momento descubrió el vogue, un housedance moderno que surgió en los salones de baile de Harlem de los años 60.
En 2014 visitó un evento de vogue en San Petersburgo y decidió dejar su ciudad natal. “Allí no tenía futuro, así que a los 15 años me mudé a San Petersburgo”. Bailó, se divirtió y fue invitada a unirse a House of Ebony (los “houses” son como conjuntos que bailan vogue).
“Estaba contenta: en tan solo seis meses, después de empezar a bailar vogue, ¡tenía mi propia ‘casa’! Creo que así ocurrió porque soy increíble”, dijo.
Unos años más tarde, a los 18 años, se graduó en la escuela secundaria y les dijo a sus padres que quería estudiar en la República Checa. “A mis padres no les importaba, me dijeron que hiciera lo que quisiera. Estudié en la escuela secundaria, pero después de un tiempo me deprimí. La ciudad (San Petersburgo) era hermosa pero muy gris... Tan pronto como me gradué me fui a Praga: soñaba con vivir en Europa y la República Checa era la opción más barata”, afirmó.
“A decir verdad, simplemente quería viajar por Europa de la forma más barata posible. Fui a clase y aprendí checo. Pero la República Checa no mola mucho: si eres una persona ambiciosa, no vayas”.
De vez en cuando Sharleen visitaba Berlín y París que, a diferencia de Praga, eran lugares importantes en lo que respecta al vogue. “Me sentí muy bien allí, pero después de volver a Praga me deprimí de nuevo... ¡porque no pasaba nada. Todos los bailarines son comerciales y no tienen dinero, así que trabajan como camareros. Aunque se consideran ‘estrellas’”.
Aunque participó en eventos e incluso organizó una propio, en la República Checa Sharleen tampoco ganaba mucho con el baile.
“Participar en eventos en salas de fiesta no va de ganar dinero, sino de gastos”, admite. “A veces hay eventos que ofrecen premios en efectivo, pero solo una vez gané 300 euros, ¡lo que fue increíble! Lo gasté en una semana. Normalmente tenía que trabajar a tiempo parcial en un café”.
Sharleen conoció a Noé durante un evento de vogue en París. “Gané el premio de Interpretación Femenina y él vino y empezó a decirme algo... tenía prisa... así que simplemente le dije mi nombre y le pedí que me escribiera en Facebook. De alguna manera encontró mi correo electrónico y me dejó un mensaje. Estuve en París durante una semana y nos encontramos un par de veces”, reveló.
Sharleen no sabía mucho de Noé y no había visto obras famosas suyas, como Enter the Void, pero estaba dispuesta a escuchar las ideas del director. “Realmente no creí que iba a ser la estrella de la película hasta que comenzó el rodaje”, recuerda. “Al principio, me dijo: ‘Vamos a hacer una película y Sofia Boutella (bailarina franco-argelina) va a estar en ella, pero aún no sabemos de qué va a tratar’”.
El rodaje comenzó a finales de 2017 y, como dice Sharleen, solo necesitaron enero y febrero para terminarlo. “Conocía a la mayoría de los bailarines que participaban en la película, así que nos llevábamos muy bien. Había otras personas que no hablaban inglés – con ellas simplemente bailábamos. El equipo de filmación tampoco hablaba inglés”.
“Todo el mundo en el equipo era francés y a veces era raro porque te preguntaban algo y yo, simplemente, no entendía lo que decían. Hubo muchos momentos difíciles durante la película, pero nos pagaron por ello, ¡así que todo estuvo bien! Me gusta hacer cosas raras y traté de participar en proyectos de cine en la República Checa, la experiencia que me gustó mucho”.
“Durante el Festival de Cannes recibí una nueva oferta, pero por ahora es un secreto”, declaró. Vive en Los Ángeles y espera obtener un permiso de trabajo. No tiene intención de volver a San Petersburgo: “No pienso volver a ninguna parte. Mi único plan es seguir hacia adelante”.
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