Carrie Bradshaw, de 55 años, vive en una casa elegante en un barrio privilegiado de Manhattan. Ahora es la viuda de un millonario. Su nueva vecina del piso de abajo está siempre “con un hombro desnudo, con preciosas joyas o algo especial alrededor del cuello”, una especie de Carrie al estilo de 1990. Sale hasta muy tarde, se besa en el porche con unos tipos guapetones, escucha música toda la noche. En resumen, está quemando su juventud. La única pregunta que se plantea Carrie es: ¿de dónde saca una joven el dinero para comprar un piso en el Upper East Side? Decide preguntarle, casualmente, a su amiga agente inmobiliario.
“Prostituta rusa”, sentencia la amiga. “¿Qué te hace pensar eso?”, pregunta Carrie. “Es algo habitual en los inmuebles caros”, responde la mujer. Eso es todo. Esta ocurrencia es la que ha provocado que el episodio octavo de And just like that... se convierta en noticia.
En Instagram, bajo el post de HBO que anunciaba la serie, los espectadores de habla rusa comenzaron a dejar comentarios indignados en masa con el hashtag #metoorussian y acusando a la compañía de intolerancia y doble moral. Inmigrantes rusos descontentos en Estados Unidos han creado una petición en change.org y exigen una disculpa oficial, mientras que la empresa, como señalan algunos usuarios de las redes sociales, se limita a borrar los comentarios airados hasta ahora.
“Somos mujeres de habla rusa que hemos sido ofendidas y despreciadas <...> Las mujeres de habla rusa son trabajadoras, educadas e inteligentes. El mensaje que ha emitido es muy ofensivo, humillante e irrespetuoso. Ellas intentan deshacerse de este horrible estereotipo. Trabajan duro, estudian y mantienen a sus familias, mientras vosotros las llamáis, con indiferencia, putas en uno de vuestros programas”, así fue la reacción de la comunidad inmigrante.
La mayor indignación en los comentarios la causó la “inclusión selectiva”. Muchos señalaron que la secuela parecía un ejemplo de “nueva esterilidad”, en la que los autores tenían cuidado para no ofender a ningún grupo social, pero permitieron una broma tan ofensiva sobre las mujeres rusas.
“¡Una ‘tolerancia’ falsa! Defender ferozmente a unos, pero permitirse insultar y menospreciar a otros”, escribió la usuaria Petrova Sonia.
“En una serie de televisión que pretende ser feminista, tolerante con todas las personas de color y LGBT se dice que una mujer joven que vive en un buen apartamento debe ser prostituta y se destaca su procedencia nacional, ¿en serio? En 2022. Pensad en lo que habéis dicho, ¡deberíais disculparos con las rusas!” - escribe Sandra.
“¡Qué vergüenza! Estáis luchando por los derechos y las libertades de las mujeres en todo el mundo y produciendo al mismo tiempo estereotipos racistas sobre las mujeres de Rusia”, comentó bogoslovskaya_k.
Muchos comentaristas han llamado al boicot del programa y esperan que el servicio retire el episodio de la plataforma. Algunos también señalaron que los comentarios negativos bajo el post desaparecen: “Realmente esconden todos los comentarios y hashtags con #metoorussian. Qué vergüenza para un gigante como HBO”.
No es la primera vez en el último mes que las mujeres eslavas son objeto de bromas y comparaciones escandalosas en programas de televisión occidentales. Los espectadores de la secuela recordaron la serie de Netflix Emily en París, donde en un episodio la protagonista se va de compras con una ucraniana y roban cosas. Cuando le ofrecen devolver la ropa, la ucraniana responde que no lo hará porque teme ser deportada.
A finales de diciembre de 2021, el incidente llegó a conocimiento del ministro de Cultura y Política de Información de Ucrania, Oleksandr Tkachenko, que calificó la imagen de una mujer ucraniana llamada Petra de “caricaturesca”. Netflix respondió a Tkachenko que tomaban notas de las críticas y prometió evitar casos similares en el futuro.
Los telespectadores de habla rusa han calificado todo el asunto de “cambio de agenda”: “En Estados Unidos ya no queda nada con lo que hacer bromas pero, cambia 'afroamericano' o 'gay' por 'rusa/o' y los censores lo dejarán pasar. Ese es el principal problema”.
Sin embargo, hay quienes no vieron nada ofensivo en la broma del programa y creen que la ofensa se ha convertido en un mal signo de los tiempos.
“Todavía no me entra en la cabeza cómo es posible que en la era de South Park haya varias generaciones de personas que se ofenden por todo”, escribe Piotr Kozlov.
“Qué idiotas. ¿Recuerdas cuando nadie se ofendía por nada? Todas las películas tenían a un ruso malo o simplemente una caricatura, y eso nos divertía”, recuerda Espada Militar. “La mafia rusa, bien; la prostitución rusa, no”, escribe Mirzhan Dosimbaiev.
La columnista de Gazeta.ru, Yulia Melamed, escribe sobre la finalmente creada institución del “insulto a los sentimientos”, que a veces llega al punto de lo absurdo: “Sueño con vivir para ver una época en la que las prostitutas rusas empiecen a mostrarse ofendidas. Escribirán notas de protesta a la ONU. Comenzarán a asediar las embajadas. Darán conferencias de prensa”.
HBO Max no ha reaccionado al escándalo y la serie sigue disponible en el servicio de streaming.
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