Hace poco publicamos un artículo con un título provocador: "5 razones por las que no deberías leer literatura rusa".
Sugeríamos polémicamente que las novelas clásicas rusas son aburridas, demasiado prolijas, largas y desconectadas del mundo moderno.
Omitimos intencionadamente las advertencias sobre la naturaleza irónica del artículo, que se inscribía en un antigénero que describimos como "malos consejos", en el que el contexto significa exactamente lo contrario de lo que se escribe. Ni que decir tiene que nuestra postura sobre el valor de la literatura rusa es todo lo contrario.
Los lectores de nuestro canal de Telegram, por su parte, defendieron apasionadamente a Tolstói y Dostoievski. Sus contundentes respuestas, llenas de apreciaciones personales, pusieron de relieve el verdadero valor de la literatura rusa. A continuación resumimos sus convincentes argumentos (algunas citas directas han sido editadas para mayor claridad).
Oliviana Pandan Nikolái comparte su experiencia al leer El idiota y Los hermanos Karamázov, de Dostoievski.
Fotograma de "Los hermanos Karamazov"
Iván Pyryev, Mijaíl Ulianov, Kirill Lavrov/Mosfilm, 1968."Ambos me parecieron deprimentes, lo que tuvo un gran impacto en mí, especialmente en mi vida cotidiana. Pero puedo sobrellevarlo. La vida es la vida. Hubo altibajos", escribe.
Xiaolongnü cita un meme popular: "En la literatura rusa, el personaje, el autor y a veces el lector, sufren. Cuando los tres sufren, se convierte en una obra maestra".
Fotograma de la película "Evgueni Oneguin"
Román Tijomirov/Lenfilm, 1958Más allá del humor, Xiaolongnü expresa con elocuencia cómo estas obras ofrecen una visión profunda de la psique y la experiencia humanas, instan a actuar contra la injusticia e inspiran opciones morales.
Un tema común en la literatura rusa es la representación de personajes en situaciones ineludibles, señala Xiaolongnü. Personajes como Oneguin y Raskólnikov a menudo se sienten alienados y superiores, pero, en última instancia, no pueden cambiar sus circunstancias. Esta literatura retrata con frecuencia historias de amor trágicas, como las de Anna Karénina y Alexéi Vronski, que rara vez tienen finales felices.
Fotograma de la película "Anna Karenina"
Alexánder Zarji/Mosfilm, 1967"Si no sabemos apreciarlo, estamos perdidos", afirma Liza Maciejewski. Señala que muchas personas carecen hoy en día de la capacidad mental para una exploración emocional y psicológica tan profunda.
Peter Byrne, que relee Crimen y castigo después de más de 50 años, lo encuentra tan impactante como siempre.
Fotograma de "Crimen y castigo"
Lev Kulidzhanov/ Gorky Film Studio, 1969. M. Gorki, 1969"Es magnífico. Vivimos vidas tan superficiales, muchos de nosotros. Es importante escuchar voces que penetran en la psique y revelan capas de sensibilidad humana que nos enriquecen, amplían, desafían y quizá nos llenan", afirma Peter.
Cree que este tipo de literatura revela verdades humanas universales que trascienden las fronteras culturales y temporales.
Fotograma de la película "El idiota"
Iván Pyriev/Mosfilm, 1958Ernest Tomic, por su parte, señala que los clásicos, en general, son intemporales. Sí, hay elementos en ellos que quizá ya no reflejen los valores actuales, pero también sirven como ventanas al pasado, ofreciendo una visión de los pensamientos y sentimientos de personas de otra época. Estas obras pueden seguir siendo valoradas por muchas razones, entre otras porque a menudo están bien escritas y cuentan historias convincentes.
"Hay historias en la Biblia, por ejemplo, que son chocantes. ¿Deberíamos por tanto borrar, cambiar o censurar esos pasajes para adaptarlos a los valores actuales? Creo que sería un grave error", escribe Ernest.
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