“A principios de los 90 trataba mucho con estadísticas relacionadas con el terror soviético. Según mis cálculos durante todo el periodo del régimen soviético, los servicios de seguridad arrestaron 7,1 millones de personas. Sin embargo, la opinión pública creía que solamente entre 1937-39 se habían arrestado unos 12 millones. Entonces dejé todos mis cálculos de lado, durante un largo periodo”.
El que cuenta esta historia es el director de la Memorial, Arseni Roguinski. Esta organización de derechos humanos tiene el objetivo de “promover la revelación de la verdad histórica y perpetuar la memoria de las víctimas de la represión política”.
Roguinski es uno de los fundadores y ha hecho mucho por reunir y difundir información sobre las persecuciones políticas en la URSS.
Al mismo tiempo, tal y como él afirma, la población desconfiaba de las cifras del terror estalinista. El ambiente era tan emocional en aquella época que los historiadores no querían publicar datos polémicos, aunque estuvieran basados en investigaciones. Si uno mira los datos los datos que circulaban en la época está claro por qué Roguinski no quería hacer públicos sus datos.
Números poco realistas
Alexánder Solzhenitsyn, cuyo libro Archipiélago Gulag se hizo muy popular durante la perestroika fue uno de las voces más influyentes en este tema. En su libro habla de 66,7 millones de víctimas del régimen soviético entre 1917 y 1959.
Alexánder Solzhenitsyn en el campo de Kok-Terek, Kazajistán en marzo de 1953. Fuente: Autor desconocido
En 1991 el diario soviético Komsomólskaia Prvada publicó una entrevista de Solzhenitsyn en TVE en la que añadía 44 millones de víctimas más. Eso hizo que el número total de las víctimas del estalinismo fuera alrededor de 110 millones. Aunque antes de la Segunda Guerra Mundial la población total de la URSS era de 170 millones, tal y como muestra el censo de 1939. No hace falta decir que estas cifras se contradicen entre sí.
Estas cifras infladas no solo las daban los disidentes sino también los miembros del Partido Comunista. El historiador Roy Medvédev, que en 1990 tenía un puesto en el Comité Central del PCUS, afirmaba que las víctimas de la represión política entre 1927 y 1953 fueron 40 millones de personas.
Los disidentes soviéticos y los miembros del PCUS no han sido los únicos que han tratado de establecer las cifras de víctimas. También lo han hecho historiadores occidentales, como Robert Conquest, que acuñó el término “Gran Terror”, afirma que a finales de 1939 había alrededor de 9 millones de personas encarceladas en la URSS.
La última fotografía del poeta Ósip Mandelshtam, 1938. Fuente: Archivo
Aunque esta cifra es menor que las anteriores es todavía unas cinco veces mayor de lo que ocurrió en realidad. El historiador Víktor Zemskov, considerado uno de los mayores especialistas en el tema, estudió los datos estadísticos del sistema penal soviético (Roguinski afirma que las autoridades soviéticas documentaban los casos que arrestaban), calculó que en 1940 había alrededor de 1,9 millones de personas en la cárcel y en campos de trabajo.
En 1990, Vladímir Kriuchkov, director del KGB, declaró que entre 1930 y 1953 se encarcelaron 3,8 millones de personas y que 786.000 fueron sentenciadas a muerte. Los historiadores no ponen en duda la veracidad de estas cifras.
Fotografía de Grigori Zinóviev. Fuente: Getty Images
Tal y como recuerda Zemskov, el público simplemente no quería creer a Kryuchkov y pensaba que las cifras eran falsas y apelaban a las cifras del Archipiélago Gulag, con los datos inflados en decenas de millones de víctimas.
Debido a que las autoridades soviéticas firmaron más de 600.000 sentencias de muerte en tan solo dos años, entre 1937 y 1939, los números presentados por el oficial del KGB parecen plausibles. Sin embargo, no era suficiente para el público. ¿Por qué fue así? ¿Por qué la gente prefirió creer las cifras exageradas y negar los hechos?
Serguéi Koroliov en la cárcel, 1938. Fuente: Archivo
Serguéi Kara-Murza, un científico social especializado en historia soviética, cree tener la respuesta. Según él, las purgas de los años 30 fueron un fenómeno desgarrador de la historia rusa “y no puede haber un análisis objetivo”.
“El dolor causado por la pérdida de vidas es todavía demasiado grande y parece que cualquier intento por hacer un análisis imparcial sea amoral. Los familiares de los asesinados políticos en la década de los 30 desempeñaron un papel político fundamental durante la perestroika”, escribió Kara-Murza.
La politólogo María Lipman escribió en la revista Foreign Affairs, sobre el impacto de la desestalinización durante la perestroika, que sirvió para “deslegitimar de manera radical el régimen soviético. A finales de 1991 el colapso del comunismo soviético estuvo acompoñado del colapso de la propia URSS”.
La viuda de Alexánder Solzhenitsyn, Natalia, durante la inauguración del museo de la historia del Gulag en Moscú en 2015. Fuente: AP
Paradójicamente el proceso de desestalinización que hubo no estuvo siempre basado en la verdad y la realidad.
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