Duelo con Georges d’Anthès. Pintado por A. A. Naúmov.
Dominio públicoGeorges d’Anthès, un oficial francés de 25 años que servía en la guardia rusa, y Alexander Pushkin, se retaron dos veces a un duelo. La primera vez Pushkin retó a d’Anthès en noviembre de 1836, porque, según los rumores extendidos en la sociedad de San Petersburgo, el francés había cortejado a la esposa del poeta, Natalia Goncharova. Esto sucedió después de que Pushkin recibiera una carta anónima con alusiones a la infidelidad de su esposa. De esa carta podía desprenderse también que la esposa del poeta lo engañaba con el emperador.
Pushkin sospechaba que el autor de la carta era el padre adoptivo de d’Anthès, un barón holandés llamado Heeckeren, y retó a d’Anthès a un duelo. Sin embargo, al poco tiempo este último hizo una inesperada propuesta de matrimonio a la hermana de la esposa de Pushkin, Ekaterina Goncharova, tras lo cual el poeta revocó su reto.
Poco después de la boda entre d’Anthès y Ekaterina, en la sociedad volvieron a propagarse escandalosos rumores sobre la familia de Pushkin y el poeta, sospechando que Heeckeren volvía a estar detrás de todo, le escribió una carta en términos muy severos. Entonces Heeckeren declaró que el reto de Pushkin seguía en vigor.
El duelo tuvo lugar en las afueras de San Petersburgo, en Chórnaya Rechka. Las condiciones del enfrentamiento eran extremadamente duras. Una barrera impedía separarse a Pushkin y d’Anthès a más de diez pasos.
D’Anthès fue el primero en disparar e hirió gravemente a Pushkin en el estómago. Mientras caía, Pushkin disparó apoyado en el suelo y la bala rozó levemente la mano derecha de d’Anthès. Dos días después del duelo, Pushkin fallecía.
Los duelos en Rusia estaban prohibidos desde la época de Pedro I. En su lecho de muerte, Pushkin consiguió a través del médico del zar que Nicolás I perdonara a su padrino, Konstantín Danzas. Este último tuvo que hacer frente a solo dos meses de arresto.
Nicolás I se hizo cargo de la familia del poeta muerto: pagó las deudas de Pushkin, ordenó entregar un pago de 10.000 rublos en concepto de indemnización a la familia del poeta, concedió una pensión a la viuda y a las hijas y los hijos de Pushkin se convirtieron en pajes del zar.
Ordenó también expulsar a d’Anthès del país y le retiró su título de oficial. Al regresar a Francia, d’Anthès comenzó a dedicarse a la política y desempeñó varias misiones diplomáticas confidenciales para Napoleón III, quien le dio un puesto vitalicio de senador. Según un testigo, d’Anthès dijo en alguna ocasión que fue gracias a su salida de Rusia, provocada por el duelo, que más tarde hizo en su país “una brillante carrera política”.
Hay quien atribuye la culpa de la muerte del poeta a su esposa, Natalia Goncharova, ya que esta no quiso o no fue capaz de poner fin a los rumores que relacionaban su nombre con el de d’Anthès. Dos grandes poetas rusas, Anna Ajmátova y Marina Tsvetáieva, acusan a Goncharova. Ajmátova la culpa de informar a los Heeckeren durante la historia previa al duelo.
Después de la Segunda Guerra Mundial en París se publicaron dos cartas de d’Anthès escritas a principios de 1836. En ellas habla de su amor por la “criatura más adorable de San Petersburgo”. Escribe también que su marido es “endiabladamente celoso” y que ella corresponde al amor de d’Anthès. No obstante, el francés escribe que ella no está dispuesta a “incumplir sus deberes como esposa” por él.
El duelo con d’Anthès no fue ni mucho menos el único duelo en el que participó Pushkin. Se cree que antes de este, el poeta participó en un mínimo de 20. Pushkin retó a sus adversarios en más de 20 ocasiones y fue retado en otras siete. Cuatro enfrentamientos se celebraron y los demás lograron evitarse en gran medida gracias a la intervención de los amigos del poeta.
Pushkin lanzó su primer reto a un duelo cuando tenía solo 17 años, al sentirse ofendido cuando su tío, Pável Gannibal, le quitó a su pareja de baile. Sin embargo, el duelo no se celebró, ya que la disputa se resolvió con la reconciliación de ambos.
De Pushkin se decía que era un magnífico tirador, pero no era el primero en disparar y nunca derramó sangre de su enemigo, excepto en el duelo contra d’Anthès.
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