Este año nuevo, el cosmonauta ruso Oleg Kononenko se quedó sin regalos. La nave espacial que transportaba tripulación y carga, incluyendo comida y regalos, se estrelló de camino a la Estación Espacial Internacional. La tripulación escapó con éxito, pero fue imposible entregar los regalos.
La noticia de que el cosmonauta se quedaría sin un regalo de Año Nuevo disgustó más a algunos que el accidente en sí. La noticia apareció prácticamente en los medios de comunicación de Rusia. En efecto, quedarse en un día como éste, flotando en el espacio, sin regalo... Debe ser verdaderamente decepcionante.
Además, los astronautas tienen al menos diez razones para alegrarse o estar tristes, no como nosotros.
Pero nadie lo hace. En el transcurso de 24 horas, la ISS realiza 16 revoluciones alrededor de la Tierra, lo que significa que los astronautas pueden celebrar la llegada del Año Nuevo 16 veces. En realidad, sin embargo, celebran la Nochevieja sólo en su propia zona horaria y también, a veces, en las zonas horarias de otros miembros de la tripulación (por ejemplo, el Año Nuevo canadiense, estadounidense o japonés). Todo el mundo vive en GMT.
La comida espacial (y si nunca la has probado, sabemos de lo que estamos hablando) tiene un parecido muy vago con lo que llamamos comida. Por no hablar de la comida “festiva”. Por eso, un kit de comida compuesto de melocotones, mandarinas, kétchup y mostaza, dulces, nueces y bayas en lata es un verdadero banquete. Por lo general, son paquetes como estos los que se envían a los astronautas antes de las vacaciones.
Por cierto, los cosmonautas han logrado desmentir el rumor de que la tradicional “ensalada rusa” no puede prepararse en el espacio: resulta que una ensalada con múltiples ingredientes puede prepararse tan bien en ingravidez como en la superficie de nuestro planeta. Pero tendrá que meterla en una bolsa de plástico.
Una botella de champán para Nochevieja ha sido abierta en el espacio en una única ocasión: en 1995, Valeri Poliakov fue el primero en hacerlo. El experimento no fue un éxito: el champán se convirtió instantáneamente en burbujas, que se dispersaron por toda la estación espacial.
Está prohibido beber alcohol en el espacio, aunque no siempre ha sido así. Durante 20 años, los cosmonautas soviéticos viajaron al espacio con tinturas alcohólicas e incluso brandy, pero a principios de la década de 1980 esta práctica fue abandonada. Obviamente afectó a la labor de los cosmonautas.
Ahora la ISS tiene un árbol de Navidad artificial. Se saca todos los años y se decora con juguetes, que suelen sobresalir en diferentes direcciones por la ingravidez. Para evitar que el árbol “se aleje”, está atado a algo. A veces, al “techo”.
Los cosmonautas tienen una agenda muy apretada, incluso el último día del año. Pero a pesar de esto, logran encontrar tiempo extra para hablar con sus familias. El 31 de diciembre es el momento de hacer llamadas, videoconferencias y conversaciones no relacionadas con el trabajo con los colegas de los centros de control de la misión en Koroliov y Houston.
Ningún Año Nuevo puede comenzar sin esto, ni siquiera en el espacio (según los rusos). A la hora en que llega la medianoche a Moscú, los cosmonautas rusos escuchan el tradicional discurso del presidente al pueblo ruso, deseando un feliz Año Nuevo.
Esto es un ritual, y nada puede cambiarlo. Los cosmonautas rusos ven La ironía del destino, ¡o goce de su baño!,un clásico soviético sobre un hombre que, en Nochevieja, va con sus amigos a una bania, se emborracha, vuela a otra ciudad e irrumpe en el apartamento de una mujer extraña (olvidándose por completo de su prometida).
Esta historia romántica (sí, romántica) es inmortal y se ha convertido en una parte integral de las celebraciones de Año Nuevo. Los compañeros de tripulación de los cosmonautas rusos de otros países suelen tener dificultades para entender lo que está sucediendo en la película.
Es exactamente un regalo como este el que Kononenko se quedó sin recibir este año. La idea de hacer regalos con sus propias manos fue sugerida a las esposas por psicólogos que trabajan con astronautas. “Mi familia me regaló una almohada con la foto de nuestra familia”, recordó el cosmonauta Antón Shkaplérov. Si tu regalo es un árbol de Navidad, hazlo de punto. Si es chocolate, hazlo tú mismo.
El 1 de enero, cada uno hace lo que quiere. Muchos habitantes de la estación espacial tienen un hobby. Por ejemplo, el cosmonauta Serguéi Riazanski fotografía la Tierra y publica las imágenes en su Instagram. Y son muy hermosas.
El hobby de un cosmonauta ruso era el futbol, así que un día se puso a darle patadas a un balón en medio de la estación espacial. Pincha aquí para verlo, que alguien lo grabó en vídeo.
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