“Puedo decir con orgullo que me mordió un tiburón”, se ríe Mijaíl al comentar lo que le ocurrió con un pequeño tiburón que se encontró en Ciudad del Cabo (Sudáfrica). “Mientras exploraba la laminaria (un tipo de alga), un tiburón gato de unos 30 cm llegó por detrás y me mordió en el labio inferior y en el regulador de presión... Todavía tengo marcas debajo de mi labio”.
Pero no permitas que esta historia te eche atrás. Llevan mucho tiempo metidos en esto.
Todo comenzó con el amor que tenemos por los viajes y la naturaleza salvaje. En 2010, mi esposa y yo, junto con unos amigos, cruzamos en coche varios países del sur de África. Poco a poco este pasatiempo se fue convirtiendo en un negocio: creamos Team Trip (Equipo de Viaje), que reúne a personas con sed de aventuras exóticas y amor por lo salvaje.
Muchas de nuestras aventuras con Team Trip tenían que ver con los océanos, esto en parte se debe a que me encanta la fotografía submarina. Y en algún momento comenzamos a bucear con ballenas, lo que nos llevó a la creación de otro proyecto: Whale Watching Russia.
El proyecto tiene que ver con las ballenas. Se dedican a su estudio en cooperación con biólogos marinos, a la protección junto con organizaciones de conservación de la vida salvaje y a observarlas en su hábitat natural con gente común enamorada de los océanos.
Tenemos un equipo bastante grande. No forman parte de nuestro personal, sino que son socios, que se unen a nosotros en varios proyectos. Biólogos, activistas, guías y turistas.
Viajamos por todo el mundo en busca de ballenas, abrimos nuevas rutas en Rusia y nos esforzamos para proteger a la especie, como por ejemplo, en la operación actual, que trata del grave problema de la caza de orcas y belugas en Rusia.
Nadar con las ballenas en su hábitat natural es seguro. Por ejemplo, en estado salvaje ni la orca asesina, que tiene mala fama, ataca a un humano.
Sin embargo, cuando se trabaja con especies tan grandes, siempre se debe ser precavido. Nunca tocamos a las ballenas, ya que podría provocar que hicieran movimientos bruscos. También nos mantenemos alejados de las aletas traseras.
Recientemente hemos tenido un incidente curioso con uno de nuestros guías-socios en Sudáfrica. Se metió por accidente en la boca de una ballena que estaba tragándose una gran cantidad de sardinas. Se las arregló para salir rápidamente, pero hubo un momento que nos preocupamos mucho. Una ballena no puede tragar a un humano porque tiene una garganta muy estrecha, pero sí puede arrastrar fácilmente hacia abajo a una persona cuando está asustada.
Sin embargo, este tipo de incidentes son aislados. Todos nuestros encuentros con las ballenas suponen recuerdos inolvidables. Lo que realmente aprecio es cuando se establece un contacto sólido.
El año pasado, durante una expedición a Tonga, ocurrió algo extraordinario. Fue durante el primer día. Dos gigantescos machos de ballenas jorobadas jugaron con nosotros durante casi cuatro horas. Nos observaron con sus enormes ojos, asomaron sus narices sobre el barco e incluso nos acariciaron con sus enormes aletas mientras estábamos bajo el agua. Fue una experiencia increíble.
En caso de que te interese la fotografía, aquí está el sitio web personal de Mijaíl con algunas fotos increíbles.
La ley de derechos de autor de la Federación de Rusia prohíbe estrictamente copiar completa o parcialmente los materiales de Russia Beyond sin haber obtenido previamente permiso por escrito y sin incluir el link al texto original.
Suscríbete
a nuestro boletín
Reciba en su buzón el boletín informativo con los mejores artículos sobre Rusia: