‘Pedro I en la batalla de Poltava’, obra de Johann Gottfried Tannauer, década de 1710.
Museo Estatal Ruso‘Batalla de Poltava’, obra de F. Simon, siglo XIX.
Museo Estatal de Historia de RusiaLa victoria en la decisiva batalla de Poltava en 1709 tuvo un fuerte impacto en Europa: el salvaje oso ruso había logrado derrotar al poderoso león sueco. Un oscuro ducado de Moscú, situado en las afueras de Europa, se convirtió de repente en el centro de atención de las principales potencias europeas.
A pesar de que Pedro I asumió el título de emperador tras el final de la Gran Guerra del Norte en 1721, los europeos comenzaron a referirse a Rusia como si fuera un imperio después de la victoria en Poltava.
Este conflicto permitió a Rusia superar a Suecia como potencia dominante en Europa del Este. Tras conquistar vastos territorios en la región del Báltico, establecer una fortaleza en el mar del mismo nombre y crear un ejército y armada fuertes, Rusia se presentó como una nueva fuerza a tener en cuenta.
‘Batalla de Lesnaia’, obra de Jean-Marc Nattier, 1717.
Museo Pushkin de MoscúJusto al comienzo de la guerra, en 1700, hubo una pequeña escaramuza cerca de Pskov entre las tropas rusas y suecas. Durante el ataque, la caballería sueca se encontró con unos inesperados enemigos: los jinetes de camellos calmucos.
Los calmucos son un pueblo nómada del sur de Rusia, que sirvieron como tropas irregulares en el ejército. Sus incursiones causaron estragos en la retaguardia y en los flancos del ejército sueco. En ocasiones iban en camello a la batalla.
Los caballos suecos huían asustados al ver a estos exóticos animales. La victoria la aseguraron los jinetes calmucos sobre caballos, que aparecieron detrás de los camellos.
‘Batalla de Narva’, obra de Alexander von Kotzebue.
Museo de Historia Militar de Artillería, Ingeniería Militar y Cuerpo de SeñalesPocos años antes del comienzo de la guerra contra los suecos, el zar Pedro I había comenzado a crear sus unidades de élite. Los regimientos Preobrazhenski y Semiónovski eran unidades militares de tipo europeo, una novedad en el país eslavo, que salían ganando cuando se comparaban con las anticuadas unidades, conocidas como streltsí.
El 2 de septiembre de 1700, Pedro I otorgó a los regimientos el título oficial de Guardia Leib. En noviembre se enfrentaron a una difícil prueba: la primera gran batalla contra el ejército del rey Carlos XII de Suecia, cerca de Narva.
El ejército ruso sufrió una devastadora derrota, con miles de soldados muertos. El pánico y el caos se apoderaron de todos y hubo rendiciones de oficiales en masa. La única excepción fueron los regimientos de la guardia recién creada, que fueron capaces de mantener el orden de batalla y durante tres horas repelieron el ataque sueco de una manera disciplinada y firme. Esto salvó al ejército de una destrucción completa.
Pedro I recompensó generosamente a estos guardias, que se convirtieron en la fuerza de ataque del ejército ruso. También ordenó reemplazar sus medias verdes por medias rojas, lo que simbolizaba que luchaban “hasta tener las rodillas llenas de sangre”.
‘Batalla de Poltava’, obra de Mijaíl Lomonósov.
Museo Estatal de Historia de RusiaLa Gran Guerra del Norte se caracterizó por la crueldad y el rencor sin precedentes de las partes implicadas, aunque también hubo situaciones paradójicas, e incluso, cómicas.
Varios meses antes de la derrota del ejército sueco en la batalla de Poltava, Carlos XII y Pedro I mantuvieron sus primeras conversaciones de paz, que cayeron en saco roto. Sin embargo, durante las negociaciones, el enviado sueco transmitió al zar una petición personal del rey de Suecia.
Carlos XII se quejó a Pedro I de que sus tropas no podían abastecerse de comida, de que muchos soldados estaban enfermos y de que sus aliados polacos cobraban demasiado por los suministros. Por eso escribió que agradecería que los rusos les vendieran grano, vino, medicinas, pólvora y plomo a un precio asequible.
Pedro I se negó a armar al enemigo, pero les envió –de manera gratuita– tres carros de grano, dos de vino y varios carros con medicinas.
‘Batalla de Gangut’, obra de Maurice Baquoi, 1724-1727.
Museo Naval CentralCorría 1714 y Rusia ya había tenido algunos éxitos importantes en la guerra: había conquistado el centro y el sur de Finlandia. Sin embargo, el mar Báltico seguía bajo control del enemigo.
El 7 de agosto, en el cabo Gangut (hoy Hanko), alrededor de dos docenas de galeras rusas atacaron un destacamento de diez barcos suecos liderados por el Elefanten, un gran buque de artillería de fondo plano. Aprovechando el buen tiempo y el error de los suecos, que habían dividido sus fuerzas, los rusos capturaron mediante abordaje varios barcos enemigos. Pedro I participó personalmente en la operación.
En San Petersburgo se erigió un arco triunfal en honor a esta victoria. Aparece representado un águila sentada sobre el lomo de un elefante, con una inscripción que dice: “El águila rusa no atrapa moscas”.
Las guerras de Rusia, ¿contra qué países ha luchado más? Te lo contamos aquí.
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