¿Cómo se convirtió un polinesio en héroe del Imperio ruso durante la Primera Guerra Mundial?

Probablemente el único polinesio del Ejército ruso, Marcel Pliat, fue premiado dos veces por su valor durante la Gran Guerra. Además, se mostró como un prometedor diseñador de aviones.

El que hubiese soldados africanos, polinesios e indios de los Ejércitos franceses y británicos durante la Primera Guerra Mundial difícilmente sorprendería a nadie. Sin embargo, encontrarlos entre las filas rusas era algo increíble. Pues bien, resulta que un polinesio no sólo sirvió en el Ejército imperial ruso, sino que fue condecorado por heroísmo, no una sino dos veces.

Marcel Pliat.

Nueva Patria

Marcel Pliat no nació en el Imperio ruso, pero se mudó allí con su madre cuando era adolescente en la Polinesia francesa. Pronto, este desconocido y frío país se convirtió en su verdadera patria. Aprendió el idioma, se hizo obrero y se casó con una mujer rusa con la que tuvo un hijo.

Cuando estalló la Primera Guerra Mundial, Marcel, como ciudadano francés, se vio obligado a alistarse en el Ejército francés. En cambio, se ofreció a luchar por Rusia, país con el que tenía mucho más en común. 

Sus excelentes habilidades técnicas le permitieron pasar de ser un mero conductor a trabajar en la aviación. Pliat fue nombrado artillero mecánico del bombardero pesado Iliá Múromets.

Al principio, el exótico origen de Marcel despertó muchas sospechas entre sus camaradas, pero su dedicación y profesionalismo pronto se ganaron sus corazones.  

Dos veces héroe

El 13 de abril de 1916, el avión de Pliat recibió la orden de bombardear la estación de ferrocarril de Daudzeva (en la Letonia actual). Inesperadamente, la estación estaba fuertemente defendida por armas antiaéreas. El avión acabó literalmente cubierto de balas.

Dañado, el aparato comenzó a girar con tanta fuerza que Marcel se cayó de la cabina. Se salvó sólo porque se había atado el cinturón de seguridad. Después de recobrar el conocimiento, Marcel se subió al ala del avión para reparar un motor dañado.

Avión Iliá Múromets, 1916.

Durante una hora, pese al fuerte viento, Pilat estuvo de pie en el ala del avión, reparando el motor. Esta acción hizo posible que Iliá Múromets volviera con éxito a casa. Por ello, Marcel fue galardonado con la Cruz de San Jorge de 3ª clase y se le asignó el rango de feldwebel.

En octubre de 1916, Marcel Pilat tuvo una segunda oportunidad para mostrar su valor. Su avión se enfrentó en una batalla aérea contra tres cazas alemanes. El polinesio derribó dos de ellos, tras lo cual el tercero abandonó el combate.

Esta victoria aérea conmocionó a los alemanes, que tuvieron miedo de atacar las “fortalezas volantes” rusas durante varios meses. Por su éxito, Marcel Pliat recibió otra Cruz de San Jorge, que resultó ser la última.

Diseño de aeronaves

Marcel Pliat dejó su huella no sólo en el campo de batalla, sino también en el diseño de aviones. Su experiencia como piloto le hizo contactar con el famoso diseñador de aviones y helicópteros Ígor Sikorski.

Pliat propuso hacer varios cambios en el diseño del bombardero Iliá Múromets, que Sikorski aceptó y utilizó en futuros modelos del avión. Por ejemplo, el asiento del artillero que, según Pliat, era un gran estorbo a la hora de disparar, fue convertido en plegable por Sikorski.  

Pliat propuso hacer varios cambios en el diseño del bombardero Iliá Múromets, que Sikorski aceptó y utilizó en futuros modelos del avión.

Se desconoce si Marcel Pliat murió en combate o emigró a Francia con su familia para evitar los horrores de la Revolución y la guerra civil. Su rastro se desvanece a partir de 1916, y su destino sigue siendo desconocido.

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