La primera vez que Moscú fue saqueada y quemada fue durante la invasión mongola de Rusia, mucho antes de que la ciudad se convirtiera en la capital. Entonces no era más que una ciudad media del Principado de Vladímir. Moscú fue sitiada por los mongoles en 1238.
Durante los cinco días del asedio, los moscovitas llegaron a lanzar un ataque exitoso contra el enemigo. Indignados, los mongoles capturaron e incendiaron la ciudad y, literalmente, cortaron en pedazos al comandante de la guarnición local.
Aunque la victoria del príncipe de Moscú, Dmitri Donskói, sobre los mongoles en la batalla de Kulikovo en 1380 fue un paso significativo para la liberación rusa del yugo mongol, la victoria final era todavía un objetivo remoto. Los mongoles eran una fuerza poderosa a tener en cuenta y lo demostraron dos años después.
En 1382, el kan Tojtamish invadió los principados rusos y llegó hasta las murallas de Moscú de manera rápida e inesperada. La principal fuerza rusa, dirigida por el príncipe Dmitri, salió de la ciudad y la población entró en pánico.
Los mongoles engañaron a los moscovitas. Les ofrecieron negociar y enviaron unos delegados. Cuando entraron por las puertas de la ciudad, les siguieron las principales fuerzas mongolas, que irrumpieron en la ciudad e iniciaron una masacre.
La devastación fue enorme. Los mongoles tomaron todo lo que había de valor y quemaron la ciudad. Cuando Dmitri Donskói regresó a Moscú, se asombró al ver las calles de la ciudad llenas de cadáveres.
En el siglo XVI, el poderoso Estado mongol –la Horda de Oro– había caído en el olvido, y el Estado ruso creía rápidamente, aunque tuvo que hacer frente a la gran cantidad de fragmentos organizados en diferentes kanatos y hordas. Estos pequeños Estados, sin embargo, todavía eran capaces de realizar incursiones ocasionales.
Posteriormente, en 1571 Rusia se vio envuelta en la guerra de Livonia (1558-1583) y la mayoría de las tropas rusas se enfrentaron a las fuerzas suecas y polaco-lituanas en el Báltico. El kan Devlet I Guerái de Crimea decidió que era una oportunidad perfecta para saquear las tierras rusas.
Marchó con facilidad sobre Moscú y quemó las aldeas cercanas y las afueras de la ciudad. El fuego se extendió inmediatamente por la ciudad. Devlet abandonó los planes de asaltar el Kremlin y, tras capturar a decenas de miles de prisioneros, regresó a Crimea.
Inspirado por este éxito, el kan llegó a proponer que el sultán otomano Selim II conquistara el Estado ruso. Sin embargo, estos planes no fructificaron después de la gran derrota que sufrió el ejército conjunto de Crimea y de los otomanos en la batalla de Molodi, no lejos de Moscú, en 1572.
Intervención polaco-lituana
La crisis política y la hambruna generalizada a principios del siglo XVII provocó el Periodo Tumultuoso. Diferentes grupos y movimientos políticos asolaron el país, que además sufrió mucho a causa de las intervenciones extranjeras.
La fuerza extranjera con más éxito en Rusia fue la Mancomunidad de Polonia-Lituania. Las tropas polacas participaron activamente en todos los conflictos civiles, apoyando y explotando a diferentes pretendientes al trono.
En 1610 los polacos derrotaron a las tropas del zar ruso Vasili IV, depuesto poco después. La nobleza rusa ofreció el trono al príncipe polaco Vladislao Vasa. Sin oponer resistencia alguna, las tropas polaco-lituanas lideradas por Stanisław Żółkiewski entraron en la ciudad y ocuparon el Kremlin.
A pesar de la promesa de los polacos de no incluir a Rusia en la Mancomunidad de Polonia-Lituania ni de causar perjuicios a la religión ortodoxa, comenzaron a actuar como conquistadores, lo que pronto causó un gran descontento público.
Dio comienzo en el país un amplio movimiento antipolaco. La guarnición polaca fue asediada en el Kremlin y, tras el fracaso de los intentos de desbloqueo, se rindió en 1612.
La liberación de Moscú no significó el fin de la guerra, que duró seis años más. En cuanto a Vladislav Vasa, su renuncia al trono ruso no fue hasta 1634.
La Grande Armée en Moscú
La venganza de los polacos llegó 200 años después de que dejaran Moscú. Los soldados polacos del 5º Cuerpo del Gran Ejército de Napoleón fueron de los primeros en entrar en la capital rusa en 1812.
Los comandantes rusos decidieron abandonar Moscú después de la gran cantidad de bajas sufridas en la batalla de Borodinó. El 14 de septiembre Napoleón entró en la ciudad y la encontró completamente desierta.
El emperador francés había estado esperando algún movimiento de la parte rusa para iniciar las negociaciones, pero, en su lugar, los rusos prendieron fuego a Moscú, destruyendo gran parte de la ciudad. Los franceses respondieron con ejecuciones masivas y saqueos.
Después de un mes, ante la perspectiva del invierno, Napoleón decidió abandonar la ciudad y retirarse. Sin lograr nada, la Grande Armée inició el largo y tortuoso viaje de regreso a casa, que de hecho llevó a su ruina.
Estos son los países contra los que Rusia más a guerreado.
La ley de derechos de autor de la Federación de Rusia prohíbe estrictamente copiar completa o parcialmente los materiales de Russia Beyond sin haber obtenido previamente permiso por escrito y sin incluir el link al texto original.
Suscríbete
a nuestro boletín
Reciba en su buzón el boletín informativo con los mejores artículos sobre Rusia: