Delegaciones del Tratado de Portsmouth
Dominio públicoLa guerra ruso-japonesa fue una catástrofe para Rusia. El país no fue capaz de ganar ni una sola batalla importante y sufrió una de las peores derrotas navales de su historia en el estrecho de Tsushima a finales de mayo de 1905. Todo indicaba que los rusos pagarían un alto precio. Sin embargo, los diplomáticos del zar, liderados por Serguéi Witte, mantuvieron una posición firme, rechazando sorprendentemente la mayoría de las demandas de Japón. A Tokio no le quedaban muchos recursos para continuar el conflicto y se vio obligado a pedir menos a su oponente derrotado.
Como resultado de las negociaciones, Rusia dio “carta blanca” a Japón en Corea, cedió su base naval de Port-Arthur en la península de Liaodong y solo el sur de Sajalín (no entera como insistía Tokio). También rechazó las exigencias japonesas de limitar sus fuerzas terrestres y navales en la región del Lejano Oriente o de pagar contribuciones.
“Nadie esperaba un resultado tan bueno para Rusia y el mundo entero gritaba a viva voz que era la primera victoria rusa después de una guerra de más de un año y de derrotas permanentes”, escribió Witte más tarde en sus memorias.
Una caricatura del Tratado de Portsmouth, 1905.
Getty ImagesLos japoneses le pidieron a Theodor Roosvelt que fuera un mediador en las negociaciones, ya que conocían su posición pro-japonesa. Sin embargo, a medida que las conversaciones avanzaban, el presidente estadounidense se dio cuenta de que si todas las demandas japonesas eran aceptables. El país del Sol Naciente se volvería demasiado fuerte en el Pacífico y representaría una amenaza incluso para EE UU. Roosevelt cambió de opinión y contribuyó en gran medida a que el tratado se firmara en términos más suaves.
Caricatura de los disturbios de Hibiya
Legion MediaLa conclusión del Tratado de Portsmouth causó revuelo en Japón y provocó los llamados disturbios de Hibiya. Los japoneses estaban especialmente enfadados porque su país, a pesar de haber ganado la guerra, no consiguió hacerse con el norte de Sajalín ni tuvo una compensación económica (la guerra costó mucho a la economía de Japón).
Una multitud indignada de alrededor de 30.000 personas se reunió en el parque Hibiya en Tokio y destruyó la mayoría de las comisarías de la capital. Murieron 17 personas y casi 1.000 resultaron heridas. Los disturbios provocaron la caída del primer ministro Katsura Tarō y de su gabinete.
El Tratado de Portsmouth pudo haber sido un éxito diplomático para Rusia, pero el país perdió mucho prestigio internacional. La débil China, siempre temerosa de su vecino del norte, empezó a ver a Rusia como un gigante de cartón. Nadie entre las grandes potencias creía ya que el país tenía algún potencial en el Lejano Oriente. Y de hecho, no lo tenía. Rusia se vio obligada a cambiar un vector de su política exterior de este a oeste, y se concentró completamente en los negocios en Europa.
La pérdida en la guerra contra Japón fue una amarga herencia para la Unión Soviética. El país tuvo que hacer frente a la permanente amenaza japonesa en sus fronteras. El problema no se resolvió hasta 1945, cuando el Ejército Rojo aplastó al Ejército Kwantung en Manchuria. El Tratado de Portsmouth se dio por liquidado el 2 de septiembre de 1945, casi 40 años después de su firma, cuando se firmó la capitulación del Imperio Japonés. Posteriormente, la Unión Soviética recuperó el sur de Sajalín.
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