La maldición de Tamerlán ¿Inició la apertura de su tumba la Segunda Guerra Mundial para la URSS?

Cuenta la leyenda que, al abrir la tumba de Tamerlán en Samarcanda, los arqueólogos soviéticos soltaron una terrible maldición. Y por eso la URSS fue atacada por los nazis.

“Hoy han continuado los trabajos en el mausoleo de Gur-e-Amir. Antropólogos y especialistas en química estudiaron escrupulosamente los restos de Tamerlán. Los científicos descubrieron que quedaban cabellos en su cráneo. Se determinó la posibilidad de restaurar un retrato bastante preciso del conquistador", escribió el periódico Izvestia el 21 de junio de 1941. Y, a primera hora de la mañana del día siguiente, la Alemania nazi atacó la URSS. Entre las masas arraigó el mito de que estos dos acontecimientos estaban vinculados por la “maldición de Tamerlán”.

¿Quién fue Tamerlán?

Tamerlán o Timur (1336-1405), fue un gobernante de Asia Central y fundador de la dinastía timúrida. Comenzó como guerrero que reunió a sus propias fuerzas; después se convirtió en un importante comandante y ocupó un relevante cargo gubernamental en el estado turco-mongol de Moghulistán. Más tarde, fue elegido primer gobernante de un nuevo estado timúrida con capital en Samarcanda (actual Uzbekistán), que existió hasta 1507. Tamerlán conquistó gran cantidad de tierras y comenzó a gobernar una gran parte de Asia Central, así como territorios en Mesopotamia y el Cáucaso, el actual Irán, Afganistán, Pakistán y Siria.

Timur no era descendiente de Gengis Kan, el fundador del Imperio Mongol, por lo que, según la tradición mongola, no tenía derecho a ostentar el título de kan; en su lugar, se le denominaba “Gran Emir”. Sin embargo, al casarse con la hija de uno de los descendientes de Gengis Kan, pudo ostentar el título honorífico de “yerno del Kan”, lo que le daba más libertad de acción y poder.

Al mausoleo de Tamerlán

Mausoleo Gur-e-Amir de Timur en Samarcanda

Aparte de sus conquistas, el gran emir hizo mucho por el desarrollo de la cultura en su país y muchas obras maestras de la arquitectura de Samarcanda se construyeron bajo su mandato. Por orden suya, se inició la construcción del mausoleo de Gur-e-Amir en la ciudad, donde, más tarde, fue enterrado junto con algunos de sus descendientes.

Gur-e-Amir está considerado uno de los monumentos más importantes de la arquitectura islámica, que influyó en muchos edificios religiosos. Fue este mausoleo el que inspiró al arquitecto del mausoleo y mezquita del Taj Mahal en la India (que, por cierto, fue encargado por un descendiente de Timur a mediados del siglo XVI).

La apertura de la tumba de Timur y su maldición

Abajo, en el centro, la tumba de Timur

Los arqueólogos decidieron abrir la tumba de Timur y sus descendientes y estudiar sus restos en 1941. La directiva sobre las excavaciones en el Uzbekistán soviético fue supuestamente firmada personalmente por Iósif Stalin.

No está claro por qué se les ocurrió estudiar las tumbas. Hay versiones de que la excavación se inició para salvar los restos: en aquella época, se inició la construcción de un hotel junto al mausoleo y, en el transcurso de las obras, empezó a filtrarse agua en la tumba.

Oficialmente, la apertura de la tumba se hizo coincidir con el 500 aniversario del poeta uzbeko Alisher Navói, que vivió en el Imperio Timúrida y mantuvo una estrecha relación con los nietos y descendientes de Timur. Los científicos esperaban descubrir nuevos detalles históricos o encontrar artefactos que pudieran mostrarse al público.

Científicos soviéticos abren la tumba de Timur

En junio, un gran equipo de científicos soviéticos comenzó a abrir la tumba. El cámara Malik Kayumov, enviado para filmar el importante proceso, declaró más tarde en una entrevista que, durante un descanso, se encontró con varios ancianos que le hablaron de la maldición: ¡la tumba no debe abrirse o estallará una guerra! Kayumov incluso les llevó ante los jefes de la expedición y éstos le mostraron un libro del siglo XVII que decía en lengua árabe: “Quien perturbe la tumba de Tamerlan liberará el espíritu de la guerra. Y comenzará una matanza tan sangrienta y terrible que el mundo no ha visto algo así nunca”. Incluso había leyendas de afirmaban que se habían escrito encontrado temibles profecías escritas directamente en el interior del ataúd: “Quien abra mi tumba desatará un invasor más terrible que yo”.

Sin dejarse intimidar por las supersticiones, los científicos continuaron su trabajo. Al día siguiente, 22 de junio de 1941, la Alemania nazi atacó la URSS.

Al parecer, la leyenda sobre la maldición de Timur llegó hasta el propio Stalin, que ordenó devolver los restos a su lugar. Corrían rumores de que estaba dispuesto a que cualquier ritual místico cambiara el curso de la guerra.

Los días 19 y 20 de noviembre de 1942 tuvo lugar el nuevo entierro ceremonial según todos los honores musulmanes. Sorprendentemente, ese día tuvieron lugar las batallas más importantes de Stalingrado: las tropas soviéticas lanzaron un contraataque que dio lugar al inicio del giro clave en el curso de la guerra.

¿Qué revelaron las excavaciones?

La apertura de la tumba tuvo un importante significado histórico. Tras estudiar el esqueleto y el cráneo de Timur, el jefe de la expedición, el escultor-antropólogo Mijaíl Guerasimov consiguió hacer una descripción increíblemente detallada del aspecto del gobernante medieval e incluso reconstruir su retrato.

Imagen de Timur reconstruida por Mijaíl Guerasimov en 1941

Descubrió que Timur tenía rasgos faciales típicamente mongoloides, tenía el pelo pelirrojo, un bigote que le colgaba a los lados de los labios y una barba en forma de cuña. Además, era bastante alto (especialmente para un mongol): medía unos 170 centímetros.

Los arqueólogos también documentaron el hecho de que Timur tenía una pierna herida (en Rusia se le atribuía el apodo de “Timur el Cojo”). A pesar de que el gran emir vivió 68 años (una edad muy avanzada en aquellos tiempos), sus restos hablan de una gran fuerza física y vitalidad, que poseyó hasta su misma muerte.

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