La primera vez que los habitantes de Berlín vieron entrar soldados rusos en su ciudad fue el 9 de octubre de 1760, durante la Guerra de los Siete Años de 1756-1763. En aquel conflicto, el Reino de Prusia se enfrentó a las fuerzas combinadas de Austria y Rusia.
La ocupación de la capital prusiana por las tropas rusas y austriacas sólo duró hasta el 12 de octubre. Al enterarse de que el ejército de 70.000 hombres del rey Federico II había avanzado hacia ellos, los aliados abandonaron la ciudad a toda prisa.
La siguiente vez que las tropas rusas aparecieron en Berlín fue el 4 de marzo de 1813, durante la guerra de la Sexta Coalición Antifrancesa. Para entonces Prusia ya se había separado de Napoleón y se había unido al zar Alejandro I.
Los habitantes de la ciudad recibieron a los rusos con júbilo. “En el rostro de todos se veía un sentimiento de la más viva alegría y afecto, cualquier pincel sería débil para expresar esta deliciosa imagen...”. - Recordó el general Peter Wittgenstein.
En la primavera de 1945, los nazis convirtieron Berlín en una fortaleza inexpugnable. El Ejército Rojo tuvo que tomar literalmente cada calle y cada casa con duros combates.
Cuanto más se acercaban las tropas soviéticas al centro de la capital del Tercer Reich, más feroz se volvía la resistencia. Sin embargo, el 30 de abril se izó la bandera roja sobre el Reichstag y el 2 de mayo capituló la guarnición de Berlín.
Este éxito costó la vida a más de 80.000 soldados soviéticos.
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