El emperador quería que San Petersburgo se convirtiera en el mayor puerto marítimo de Europa y creía que sus habitantes debían viajar en barco como se hacía en Ámsterdam. Trató de cultivar el amor por el agua con su propio ejemplo. En invierno, cuando el Nevá estaba bloqueado por el hielo y era posible cruzar el río a pie o en trineo, era el bufón de la corte el primero en descender al río helado. Tocaba su tambor y, ayudado por un equipo equipado con tablones y cuerdas (por si acaso), llegaba a la otra orilla. En primavera, Pedro I abría el río a la navegación: se disparaban tres cañonazos y, a continuación, el emperador cruzaba el río en barca.
Vista del puente Blagovéschenski en San Petersburgo
Vasily SadóvnikovEn aquella época, la ciudad sólo tenía dos puentes, y ambos eran de madera: el puente Ioanovski, que unía las islas Beriózovi y Záiachi, y el puente Ánichkov, utilizado como arteria para el transporte de materiales de construcción. Esto se debía a dos razones. En primer lugar, cada año, el nivel de las aguas del Nevá subía tanto que la corriente simplemente barría todos estos edificios.
Vista del Palacio Ánichkov
Dominio Público“Hace tres días, el viento del oeste-suroeste trajo una cantidad de agua sin precedentes. En mis residencias había 21 pulgadas de agua por encima del suelo, nos movíamos libremente en botes por el huerto y por el otro lado de la calle... No sólo los hombres sino también las mujeres se sentaron en los tejados y en los árboles como durante el diluvio”, escribió el zar Pedro en su carta a su íntimo amigo Alexánder Ménschikov, príncipe y jefe militar.
Carreras de invierno en el Neva
Ludwig CharlemagneEn segundo lugar, los puentes habrían obstaculizado seriamente la navegación comercial. Y en tercer lugar, el transporte de personas y mercancías a través del río era un negocio rentable que llenaba las arcas públicas.
En 1727, dos días después de la muerte de Pedro I, San Petersburgo recibió su primer puente flotante: el puente de San Isaac, que conducía a la isla Vasílievski. Lo sostenían 26 barcas planas, conocidas como plashkouts. Hasta 1754, había que pagar para cruzarlo: un kopek por persona y cinco por carruaje.
En 1850 apareció en San Petersburgo el primer puente permanente entre las islas Admiraltieiski y Vasílievski, llamado Blagovéschenski (Anunciación).
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