El fotógrafo Mijaíl Rózanov recrea la imagen de la arquitectura soviética literalmente pieza por pieza. Se fija en las composiciones simétricas de los edificios de estilo imperio de la época de Stalin: el Ministerio de Asuntos Exteriores, la Academia militar de Frunze, y, sobre todo, el Centro de Exposiciones VDNJ.
La arquitectura de los tiempos soviéticos no es solamente un monumento sino también una ilustración de los ideales sociales de los antiguos líderes de Kremlin.
El estilo imperio de Stalin fue el más destacado durante su gobierno (1933-1953). Algunos expertos lo consideran una variación del art déco.
Este estilo de arquitectura deriva claramente del estilo imperial francés de Napoleón Bonaparte. A principios del siglo XIX Francia tuvo el impulso de impartir el esplendor de la Antigua Roma a las pequeñas y grandes ciudades de todo el país.
Las torres, capiteles, fuentes, arabescos, columnas griegas y estatuas son típicas para la artería principal de la ciudad.
Entre los planes quinquenales estalinistas, el Plan General de la reconstrucción de Moscú, aprobado en 1935, hizo sombra a los demás en cuanto a su grandeza. Según el plan, Moscú iba a transformarse en el modelo de la capital del primer Estado socialista del mundo.
En 1936, se organizó la Exposición Agrícola en un campo vació al norte de Moscú. Para 1939, más de 250 pabellones habían sido construidos en un área de 1,36 kilómetros cuadrados.
Los pabellones fueron creados en los estilos nacionales de las repúblicas soviéticas y sus regiones – un paseo por la exposición era como un minirecorrido por aquel enorme país.
VDNJ expresa la idea del arte politizado y, también al revés, la política estética, que era un motivo importante de mitología soviética.
Este complejo de arquitectura nos recuerda la idea de futuro que había en los años 30. Esta imagen utópica está en duro contraste con las purgas masivas del régimen estalinista.
La simetría ideal de estos objetos parece más aterradora, si tomamos en cuenta la cantidad de la gente que fue sacrificada en aras de esta perfección efímera.
“La arquitectura soviética es bonita e impresionante, pero hoy día entendemos que toda esta gloria fue solamente un cuento de hadas y estas obras maestras no eran más que un adorno de la felicidad que nunca se haría realidad. Es una historia que trata de lo inalcanzable que adorno de la felicidad que nunca se haría realidad. Es una historia que trata de lo inalcanzable que es la felicidad”, dice el fotógrafo.
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