Rusia recuerda hoy el decimotercer
aniversario de la tragedia del submarino nuclear "Kursk", que se hundió
en 2000 en el mar de Bárents, en el Ártico ruso, con 118 marineros a
bordo.
Numerosas misas conmemorativas se han oficiado en las
iglesias ortodoxas en Sevastopol, Kursk, Severodvinsk y otras ciudades
donde yacen los cuerpos de las víctimas del que es considerado el
segundo accidente más grave en la historia de los submarinos rusos.
La capital zarista de San Petersburgo acogió hoy el mayor rendimiento
de honores militares a los fallecidos, sobre todo en el cementerio
Serafímovskoye, donde está enterrada la mayor parte de los tripulantes
del buque.
La vecina Bielorrusia también recordó a las
víctimas de la tragedia, algunas procedentes de exrepúblicas soviéticas,
con una misa en la Iglesia de Todos los Santos de Minsk, donde hoy se
colocó un fragmento del revestimiento del submarino.
El
"Kursk", uno de los submarinos estratégicos más potentes de la Armada
rusa, se hundió en el mar de Bárents el 12 de agosto de 2000 durante
unas maniobras navales por la explosión de sus torpedos, según la
versión oficial.
Conforme a la Fiscalía rusa, el hundimiento
no se habría producido si el mando naval no hubiese cometido el error de
enviarlo a las maniobras sin antes descargar sus torpedos y misiles de
combate.
El submarino se fue a pique después de que una
primera detonación hiciera estallar toda su dotación de torpedos,
destruyó la proa y el puesto de mando y abrió un enorme boquete en el
casco.
Sin embargo, muchos expertos ponen en duda la versión
oficial e insisten en que el buque se hundió torpedeado erróneamente por
un submarino de la OTAN, lo que el presidente ruso, Vladímir Putin,
supuestamente ocultó para evitar un grave conflicto con Estados Unidos.
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