La mujer está obligada a tener un buen aspecto físico, a cuidar de la casa y de su familia y aunque tenga una carrera profesional, sigue encargándose ella sola de todas las tareas domésticas.
Artyom Geodakyan/TASSEl Centro Ruso de Estudio de la Opinión Pública (VTsIOM, por sus siglas en ruso) ha publicado un estudio sobre las preferencias de hombres y mujeres a la hora de escoger a su pareja.
La cualidad principal de las mujeres es la belleza, según un 27 % de los hombres. Le siguen la inteligencia y la cultura (17 %), la sinceridad (15 %), la bondad (13 %) y la capacidad para llevar las tareas de la casa (9 %).
Respecto a la igualdad en la familia, según una encuesta realizada el año pasado cada vez resulta más atractivo el tipo de relación en el que los dos miembros tienen los mismos derechos y obligaciones y toman las decisiones de forma conjunta. Este formato es el preferido del 52 % de los rusos. El porcentaje de mujeres que prefiere este tipo de relación es algo mayor que el de los hombres (un 55 % frente a un 48 %).
Sin embargo, según una encuesta reciente del centro Levada, la mayoría de los rusos sigue estando en contra de que una mujer ocupe el puesto de jefe del Estado. Al 54 % de los ciudadanos no le gustaría ver a una mujer como presidenta y solo un 33 % lo considera posible.
RBTH ha entrevistado a expertos rusos para averiguar hasta qué punto está vigente en Rusia el tema de los estereotipos de género.
Las ideas sobre el papel de la mujer suelen limitarse en gran medida al ámbito familiar, mientras que en el ámbito público y político sus derechos no están demasiado respaldados.
Sin embargo, en este sentido existe una importante diferenciación de edad: las rusas jóvenes muestran una opinión más favorable sobre la imagen de la mujer en la política y están dispuestas a aceptarla.
En los años 90, la imagen de la mujer en la opinión pública rusa era más democrática que ahora. Actualmente no es posible una politización más amplia de la igualdad de género (la lucha por los derechos de las mujeres, el feminismo como ideología, etc.) debido a un auge de los valores conservadores que comenzó en 2012 y sigue vigente.
Durante las últimas décadas en la sociedad rusa se observan cambios considerables en la distribución de los roles de género, aunque muchos estereotipos tardan mucho en abandonar la mentalidad de la población.
En el ámbito de las relaciones familiares se observa una transformación de la institución del matrimonio como regulador principal de las relaciones entre dos personas. La institución del matrimonio ha dejado de ser la norma y la ausencia de una pareja estable ya no se considera un tipo de comportamiento inaceptable.En lo que respecta a las mujeres que se casan con extranjeros, estas son más vulnerables cuando viven en otros países, algo de lo que son conscientes sus maridos, que a menudo se aprovechan de ello. Por ello, a la mujer en estos casos se le atribuye la capacidad de encargarse de las tareas del hogar (a menudo, una mujer en un país extranjero ve limitadas sus posibilidades de realizarse en el ámbito profesional, ya que le resulta más complicado establecer relaciones laborales), y de confiar la decisión sobre las cuestiones más importantes a su marido.
Según mi experiencia, en el extranjero existe un estereotipo ambiguo sobre las rusas. Por un lado las mujeres de Rusia son “ideales”, es decir, convenientes y esposas clásicas. Por otro, son mujeres superficiales. Existen algunos casos que confirman estas ideas, pero estos no reflejan toda la realidad. La sociedad rusa es muy variopinta. Si nos enseñaran a nosotros este tipo de encuesta, la mayoría de nosotros la consideraría ridícula.
Los estereotipos de género son ideas preconcebidas y preceptos sobre cómo debería ser una persona dependiendo de su sexo. Por supuesto, en Rusia también existen y afectan a ambos sexos. “¡Lleva la falda más larga, prepara un buen borsch, llévale las zapatillas a tu marido, no hagas preguntas y nunca lo perderás!”, así se enseña a las mujeres la “verdadera feminidad”.
En Rusia la población está sin duda sometida a la presión de los estereotipos de género. Y no solo las mujeres, sino también los hombres. La mujer está obligada a tener un buen aspecto físico, a cuidar de la casa y de su familia y aunque tenga una carrera profesional, sigue encargándose ella sola de todas las tareas domésticas.
Por otro lado, el hombre no debe hacer nada en casa, debe ganar dinero, pagar y ser responsable de su pareja, no puede mostrar debilidad ni sus emociones.
En nuestro sector encontramos estereotipos de género a menudo. En la mayoría de los casos nos sucede con el propio cliente, con sus ideas sobre sí mismo. Por ejemplo, algunas mujeres dicen “una mujer debería…” y se imponen esta norma a sí mismas. A las personas les cuesta gestionar estas normas internas cuando ellos poseen una naturaleza distinta. Por ejemplo, si su madre le dijo en el pasado que una mujer debe ser tranquila y humilde y ella es más libre y espontánea, surge un conflicto.
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