La afición de los rusos por el vodka se menciona incluso antes de que Rusia existiera como país. Según las crónicas del siglo XII, cuando el príncipe Vladímir estaba eligiendo una religión para convertir a los paganos eslavos y averiguó que el islam prohibía el consumo del alcohol, enseguida rechazó la idea de obligar a la Rus a servir a Alá. “En Rusia existe la alegría de beber: no podemos vivir sin esto”, se dice afirmó el príncipe.
Sin embargo, lo que los rusos consumían entonces no era vodka, sino vino y una bebida fuerte elaborada a base de miel. Según historiadores, el vodka apareció en Rusia no antes del siglo XVI y rápidamente se convirtió en uno de sus símbolos. El escritor soviético Venedikt Eroféiev recomendó con ironía en su poema Moscú-Petushkí marcar la frontera entre Europa y Rusia según el consumo de alcohol: “A un lado hablan ruso y beben más, al otro lado beben menos y no hablan ruso...”.
La doctora en biología, Svetlana Borínskaya, afirma que una de las razones para que los rusos beban tanto tiene que ver con la genética: el organismo de los rusos y de otros europeos transforma el alcohol en el acetaldehido tóxico muy lentamente, lo que provoca la resaca y otros efectos desagradables. En el caso de los chinos o japoneses este proceso se desarrolla mucho más rápidamente, por eso ellos, en general, no pueden beber mucho alcohol. “No es que los genes obliguen a los rusos a emboracharse, pero sí que les permiten beber mucho”, comenta Borínskaya.
Otras razones tienen que ver con las medidas que adoptaba el Estado para controlar el consumo de alcohol. El historiador Alexander Pidzhakov escribe que en los siglos XVI-XVII los zares introdujeron el sistema de tabernas (kabak, en ruso): sus propietarios tenían que pagar un impuesto fijo al estado independientemente de lo que hubiesen vendido. Esta norma obligaba a los dueños de las tabernas a vender más alcohol. El gobierno recibía grandes ganancias por la venta de alcohol y los ciudadanos poco a poco se acostumbraron a beber. “El gobierno acostumbraba a los rusos a ir a la taberna de forma sistemática”, concluye Pidzhakov.Con el tiempo las autoridades entendieron el peligro que corría el país entero. A finales del siglo XIX y a principios del XX surgieron “movimientos de los sobrios”.
En 1914, cuando empezó la Primera Guerra Mundial, Nicolás II prohibió completamente el consumo de alcohol. Los bolcheviques mantuvieron esta medida hasta 1923.
Posteriormente el estado soviético anunció varias campañas antialcohol. La más dura fue la que organizó por Mijaíl Gorbachov entre 1985 y 1990. Entonces la venta se redujo a cinco horas diarias, se dispararon los precios e incluso se talaron viñas.
En la actualidad los rusos siguen bebiendo aunque el consumo se ha reducido, según los datos disponibles en los últimos cinco años. Un informe de la Organización Mundial de Salud (OMS) de 2010 señalaba que el consumo medio en Rusia se situaba en torno a los 15,1 litros de alcohol por persona al año. Rusia ocupó entonces el 4º puesto en el ránking mundial, solo por detrás de Bielorrusia (17,5 litros), Moldavia (16,8 litros) y Lituania (15,4 litros).
En 2016, según datos de Rospotrebnadzor (Servicio Federal de Control de los Derechos del Consumidor), la media del consumo se estimó en más de 10 litros de alcohol puro por persona (la cifra exacta no se menciona, pero es inferior a los 15 litros).“Viendo las cifras, los rusos han empezado a beber menos”, señaló a finales de 2016 el crítico de vino Antón Obrézchikov en un artículo publicado en la revista Afisha. En Rospotrebnadzor están de acuerdo con el experto: “El consumo del alcohol ha bajado desde 2009”, afirma. Por otro lado, la institución recuerda los datos de la OMS: si se consumen más de 8 litros de alcohol por persona al año, es perjudicial para la salud.
Cómo tomar vodka en una fiesta rusa
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