La gente usaba cualquier pieza de repuesto que podía conseguir, por lo general de coches de producción soviética. Sin embargo, a veces se atrevían a crear prototipos totalmente nuevos, nunca vistos en las carreteras soviéticas.
A menudo los fabricantes aficionados de automóviles no tenían un título especial en diseño o ingeniería. Tampoco tenían un lugar especial para fabricar los coches a medida. Muchos transformaron sus garajes en pequeñas fábricas para producir los nuevos vehículos.
Los que no tenían garaje tenían que trabajar... dentro de sus apartamentos. Cuando el coche estaba listo, tenían que usar cuerdas o una grúa elevadora para llevar el coche desde su apartamento a la calle. ¡Una locura!
Estos son algunos de los “automóviles” únicos hechos por inventores soviéticos aficionados.
Esta copia soviética del Mustang estadounidense requirió siete años de trabajo por parte de un fontanero soviético y su hijo. La carrocería estaba hecha a base de fibra de vidrio y el coche podía acomodar a un conductor y a un pasajero.
Esta belleza roja se conoció instantáneamente como el “Ferrari soviético”. De hecho, hasta cierto punto se parece al único Ferrari 288 GTO. Solo que tiene un motor GAZ-24 y no es tan apreciado como la obra maestra italiana.
Este deportivo futurista fue idea del ingeniero Alexánder Kuliguin y de un grupo de alumnos suyos. Lo construyeron juntos en 1980 y el inusual coche fue presentado en la Exposición Internacional de Automóviles de Plovdiv, Bulgaria, en 1985. Entre las características más notables está el motor, que se puso en marcha introduciendo un código secreto en el salpicadero del coche.
En la misma exposición de automóviles de 1985 se dio a conocer internacionalmente otro coche montado por dos aficionados soviéticos en un garaje. Los estudiantes Guennadi Jainov y Dmitri Parfiónov utilizaron un sistema de engranajes ZAZ y ruedas NIVA para hacer dos coches deportivos con motores VAZ-2105.
Los entusiastas no limitaban su imaginación. Este vehículo anfibio, equipado con un motor Volga y una bomba de agua, podría alcanzar velocidades de hasta 50 km/h en el agua. La inusual manera de conducirlo implicaba hacer más papeleo, ya que tanto la policía de tráfico como las inspecciones de los barcos pequeños requerían su registro.
El nombre de este coche, que significa “mano de obra” en ruso, refleja su esencia. Un ingeniero de Moscú concibió este coche en 1964 y lo fabricó durante muchos años. Moldeó la carrocería del coche con piezas de metal separadas y lo impulsó con un motor de tres cilindros que ensambló con sus propias manos.
Saigá –alias Saigak– fue construido por Guennadi Vasíliev, un mecánico de Moscú, en su garaje. Vasíliev se encargó de diseñar un coche para rallies y “tomó prestado” el motor de un VAZ-2101 Zhigulí.
Este coche tenía uno de los diseños más atípicos de esta industria amateur. Para subir al asiento del conductor se necesitaba levantar el techo. El diseño probablemente no era muy ergonómico, aunque no hay duda de que era llamativo y memorable. Una vez más, se utilizó un motor VAZ-2101.
¿No se parece esta obra maestra al icónico Buick de 1956? El entusiasta soviético de los coches, Arkadi Bábich, diseñó y montó este descapotable en tres años. El vehículo no solo era visualmente impresionante, sino que podía alcanzar velocidades de hasta 180 km/h.
Alucina con estos vehículos tuneados al estilo ruso
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