Con una velocidad (hasta 70 km/h sobre ruedas y 45 km/h sobre orugas) y armamento (una cañón de 37 mm y otra ametralladora de 7,62 mm) impresionante, el BT-2 era considerado uno de los mejores tanques del mundo en la década de 1930.
El BT-2 fue copiado oficialmente del tanque estadounidense М.1931, desarrollado por John Walter Christie. Esto se hizo realidad gracias a la disposición del inventor para vender sus tanques y toda la documentación oficial necesaria a los soviéticos. Incluso expresó su deseo de viajar y trabajar en la URSS.
Sin embargo, al comienzo de la Operación Barbarroja, el BT-2 estaba prácticamente obsoleto. En 1944, no se podía encontrar ningún “Christie ruso” (como se apodó al tanque) en los campos de batalla de la Segunda Guerra Mundial.
El T-26 era la principal fuerza de ataque del Ejército Rojo en la década de 1930. El tanque soviético más producido en aquellos días (11.384 unidades), luchó con éxito por los republicanos durante la Guerra Civil española y fue el primero en enfrentarse a los invasores alemanes en 1941.
Este blindado, sin embargo, no nació en la Unión Soviética. El T-26 fue un desarrollo autorizado del tanque británico Vickers de 6 toneladas (Mark E). En la URSS, el tanque sufrió algunas alteraciones importantes, la principal de las cuales fue el abandono del diseño de dos torres en favor de una única torreta.
La mayoría de los T-26 se perdió durante los primeros meses de enfrentamientos contra la Wehrmacht. La razón principal de esto no fue, sin embargo, el fuego alemán, sino el mal estado técnico de los tanques, que necesitaban una revisión total. Los tanques averiados eran a menudo abandonados por sus tripulaciones porque no podían ser reparados.
En 1935, la Unión Soviética necesitaba urgentemente un nuevo avión para el transporte civil. Se decidió comprar varios Douglas DC-3 estadounidenses y una licencia para la producción en la URSS. Así apareció el PS-84.
No era una copia completa del avión americano. Hecho principalmente con materiales domésticos, también tenía un motor, hélices y chasis de diseño soviético.
Con el inicio de la Gran Guerra Patria, los aviones civiles se convirtieron en militares. El PS-84 se convirtió en el Li-2. Protegido con una ametralladora de 7,62 mm, el avión fue utilizado para bombardeos nocturnos, transporte de personas y carga, y desembarco de paracaidistas.
No todas las armas soviéticas copiadas de Occidente se fabricaron legalmente. Un ejemplo sorprendente de clonación no autorizada fue el primer bombardero estratégico soviético, el Tu-4.
En 1944, cuatro bombarderos B-29 Superfortress se vieron obligados a aterrizar en la URSS tras ser alcanzados por fuego enemigo en Manchuria. Como los soviéticos no estaban en guerra con Japón en ese momento, los pilotos y aviones de Estados Unidos quedaron internados allí.
Stalin quedó muy asombrado por estos bombarderos. Eran muy superiores a los anticuados TB-3. Sin embargo, todas las peticiones soviéticas a los estadounidenses para que enviaran a la URSS un centenar de aviones de este tipo, con la idea de emplearlos en la inminente guerra contra los japoneses, fueron cortésmente rechazadas. Así, se relamió los labios cuando cuatro B-29 aparecieron en el país por casualidad.
El líder soviético ordenó llevara a cabo un proceso de ingeniería inversa completa del B-29 con una condición: “¡No se debe hacer ningún cambio!”. Como resultado, los soviéticos acabaron creando el Tu-4, un clon total del bombardero estadounidense. No obstante, se hicieron algunos cambios. Por ejemplo, se montó en las nuevas aeronaves motores soviéticos, ya que eran más potente que los originales.
El primer gran misil táctico soviético R-1 era de hecho una copia del cohete alemán V-2, el “arma de venganza” de Hitler, que machacó Londres durante la guerra.
En un principio, la fábrica alemana de Turingia, donde se fabricaba el V-2, cayó en la zona de ocupación americana. Cuando pasó a control soviético, estos descubrieron que casi todos los cohetes, documentos y científicos dirigidos por Werner von Braun habían sido enviados a EE UU. Debido a esto se vieron obligados a empezar a trabajar en su copia del arma alemana desde cero y con pocos materiales a su disposición.
A finales de la década de los 40, con la ayuda de los 150 científicos alemanes que quedaban, la URSS terminó el desarrollo del nuevo misil R-1, fabricado con materiales nacionales y con algunos cambios en el original. Fue entonces cuando nacieron las Fuerzas de Misiles Estratégicos soviéticas.
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