Lanzamiento de un dron durante los ejercicios de infantería realizados en el Distrito Militar Sur.
Serguéi Savostianov/TASSSi bien los drones del ejército ruso por ahora están aprendiendo a atacar al enemigo, los misiles de crucero son capaces de ello desde hace tiempo. Los misiles modernos más inteligentes, del tipo Granit u Ónix, derriban objetivos enemigos basándose en su propia inteligencia y su ingenio.
Un nuevo software ya permite controlar un grupo de hasta seis objetos voladores a la vez, comenta a RBTH Alexander Mochalkin, director de la empresa de investigación y producción “Plataformas centradas en las redes” (NPK SP por sus siglas en ruso).
Durante las últimas pruebas realizadas, los drones enviaron datos capturados desde distintos ángulos y posturas, lo cual permitió construir un modelo en tres dimensiones del lugar explorado. En el futuro, según los desarrolladores, el “enjambre” podrá atacar a aviones, helicópteros y misiles de crucero del enemigo.
El funcionamiento de este sistema es relativamente sencillo: en los drones se instala un software especial, una unidad computacional capaz de calcular el comportamiento del dron respecto al resto de miembros del “enjambre” y varios sensores para que este pueda orientarse en el espacio.
Sin embargo, en la etapa actual no se permitirá a los drones combatir de forma autónoma, hasta ahora los controlan operadores especiales con un mando a distancia, y Mochalkin asegura que por ahora se desconoce cuándo se añadirá esta función.
“La cuestión de la organización autónoma de los robots está resuelta, pero todavía no se ha conseguido que estos tomen decisiones de forma independiente una situación de cambio de circunstancias. Esto significa que la propuesta actual no pasa de ser un sistema robotizado, es decir, una máquina que no es capaz de resolver una tarea sin la ayuda de un operador”, añade el experto.
En el sector especializado de las Fuerzas Nucleares Estratégicas de Contención y de la Armada, los científicos rusos crearon los primeros misiles con inteligencia artificial en los años 70 del siglo pasado.
Entre ellos se encuentra el misil de crucero antibuque más secreto de la Armada de Rusia, llamado Granit (SS-N-19 Shipwreck según la designación de la OTAN). Este es el primer sistema de armamento equipado con inteligencia artificial semejante a la del ser humano. Por su rapidez, su imprevisibilidad y su potencia, lo llaman “asesino de portaaviones”. El misil forma parte de las armas de los cruceros nucleares del proyecto 1144 Orlán y de los submarinos del proyecto 949 Antéi.
“La particularidad del sistema de guiado de estos misiles hacia su objetivo consiste en que su ordenador integrado cuenta con retratos electrónicos y físicos de los buques de las flotas extranjeras”, comenta a RBTH Vladímir Poliachenko, empleado del museo de la empresa fabricante del misil, NPO Mashinostroyeniya.
Según Poliachenko, entre esta información no solo figuran las dimensiones y la silueta de los buques, sino también datos sobre distintos campos electromagnéticos y energéticos correspondientes solo a determinados tipos de barcos.
“Además, en su ordenador hay almacenados datos tácticos sobre el tipo de autorización de cada buque, lo que le permite determinar con exactitud quién se encuentra ante él: un convoy, una flotilla de portaviones o un grupo de desembarco, y atacar los objetivos principales”, añade el experto.
Un crucero o submarino llevan a bordo 24 silos con misiles Granit. Se lanzan en salvas, pero el primero siempre espera a todos los demás, realizando maniobras en las inmediaciones del punto de salida.
“Cuando todos los misiles están en el aire, se colocan en formación y emprenden el ataque. Además, solo uno de ellos es capaz de ver al objetivo para luego informar al resto de la ubicación y el tipo de objetivo. Este misil propone una táctica de ataque y distribuye las funciones: quién ataca y quién se sacrifica para distraer al sistema antimisiles enemigo. Después de ello, comienza el combate”, señala el experto.
Una vez destruido el objetivo principal, los misiles redistribuyen sus tareas y comienzan a destruir objetivos uno a uno en orden de importancia.
Es imposible evitar el ataque de un enjambre de misiles Granit. Estos misiles vuelan a velocidades supersónicas realizando rápidas maniobras, por lo que resultan casi invisibles para los sistemas de radar modernos. Por ello, su ataque solo puede detectarse de forma visual, cuando ya no suele haber tiempo para organizar la defensa.
Actualmente, la Armada ha comenzado a recibir los nuevos misiles P-800 Óniks (SS-N-26 Strobile según la designación de la OTAN) para relevar a los Granit. Los nuevos misiles tienen menor tamaño pero han heredado el sistema de inteligencia artificial de su predecesor.
Según el viceministro de Defensa Yuri Borísov, el Ministerio de Defensa ha decidido modernizar los submarinos nucleares rusos del proyecto 949 Antéi y los cruceros nucleares del proyecto 1144 Orlán. En lugar de los 24 misiles Granit, en cada uno de los silos que quedan libres se instalarán tres contenedores con misiles Óniks.
Como resultado, el arsenal de los buques aumentará de los 24 a los 72 misiles de crucero supersónicos, lo que convertirá al buque en una auténtica fortaleza naval en el océano. El primero de los cruceros del proyecto 1144, llamado Almirante Najímov, ya espera sus nuevas armas en las dársenas de Severodvinsk, y en el Extremo Oriente se acaba de botar el primer submarino del proyecto 949.
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