Región de Stavropol, 1979.
Vitaly Sozinov/TASSEn la URSS, los países bálticos (Lituania, Letonia y Estonia) se consideraban casi en el extranjero y mucha gente quería echar un vistazo a los lugares donde el Telón de Acero estaba “ligeramente levantado”. Jūrmala, situado en las afueras de Riga, era un destino particularmente popular entre los jóvenes si podían conseguir un cupón de vacaciones para uno de los balnearios locales. Claro que el Báltico no es tan cálido como, por ejemplo, el mar Negro, pero tenía de todo: clubes de yates, hoteles de lujo, festivales internacionales de música o competiciones deportivas, por no mencionar una gran variedad de restaurantes y cafeterias.
Cuando los turistas soviéticos llegaban a esta vieja ciudad lituana en la costa del Báltico se sentían como si estuvieran en un país extranjero. Un jardín botánico diseñado por arquitectos paisajistas franceses, una catedral católica neogótica y casas tradicionales lituanas en el centro de la ciudad. Por la noche, los turistas disfrutaban paseando a lo largo de las amplias dunas de arena y observando la puesta de sol desde un muelle que se extendía hacia las profundidades del mar.
“¿Lialia? No te lo vas a creer. El director de cine Yakin dejó a la bruja de su pareja ¡y hoy me voy con él a Gagra!” No encontrarás mejor manera de describir la emoción de una joven soviética ante la perspectiva de unas vacaciones de verano en Abjasia que esta famosa frase del clásico cinematográfico Iván Vasilievich Cambia de profesión. Este centro turístico en el mar Negro era conocido como el “Monte Carlo soviético”, y era el lugar donde los altos funcionarios del Partido Comunista y los miembros de la élite cultural soviética pasaban sus vacaciones. Al mismo tiempo, la gente normal podía vacacionar aquí también si lograban obtener, por ejemplo, un vale de vacaciones de su fábrica para un sanatorio. También era posible visitar este destino simplemente de forma no oficial, como viajero independiente.
Iván Turguénev y Fiódor Dostoievski pasaron sus veranos en las aguas de Baden-Baden en Alemania, pero los soviéticos normales tenían su propio destino que era igual de bueno: Truskavets, situado al pie de los Cárpatos, en el oeste de Ucrania. Truskavets es famosa por su agua mineral curativa, que se llama “Naftusia” por una palabra cariñosa para el aceite, ya que el agua tiene un olor característico. ¡No encontrarás esta agua en ningún otro lugar! Y tampoco puedes exportarla, ya que una vez que se extrae del manantial, pierde rápidamente sus propiedades. Sólo puedes beberla in situ usando una taza con un pico. Truskavets recibió su estatus de balneario en el siglo XIX cuando la zona era parte de Austro-Hungría. Algunas de las villas y casas de huéspedes construidas entonces han sobrevivido hasta hoy y, por cierto, acogieron sanatorios soviéticos.
La Península de Crimea siempre fue uno de los lugares más interesantes del país. Primero por su asombrosa diversidad en cuanto a naturaleza. En una zona relativamente pequeña hay montañas, estepas, bosques y lagos salados. Segundo, hay muchas opciones para disfrutar de diferentes tipos de vacaciones: camping, sanatorios, clínicas de salud o alojamiento privado. En otras palabras, tiene algo para todos los gustos y bolsillos. Tercero, tiene mucho que ofrecer en términos de experiencias culturales, y dependiendo de sus preferencias puedes pasear por fortalezas medievales, visitarpalacios imperiales o degustar vino joven en Massandra. Y si no te apetece hacer nada, siempre puedes optar por tumbarte en la playa. Los complejos turísticos más populares y asequibles están situados en la costa sur de Crimea, en los alrededores de Yalta, Alushta y Sudak.
Este lago salino de montaña en Kirguistán es uno de los misterios del mundo natural. No sale de él ni un solo río, sino que en él desembocan unos 80 arroyos y, como resultado, tiene altas concentraciones de minerales que aportan beneficios para la salud. No se puede beber el agua del lago, pero su lodo tiene un efecto curativo en las articulaciones, por lo que se construyeron numerosos sanatorios aquí durante el período soviético. Isik-Kul está rodeado por los valles de las montañas del norte de Tian Shan, que protegen el lago de los vientos helados. El lago nunca se congela, y su color cambia según el clima.
Esta era la principal ciudad del mar Negro en la URSS a la que acudían incontables ciudadanos soviéticos de vacaciones. Sanatorios departamentales, parques con palmeras, 150 kilómetros de playas, mucho entretenimiento para adultos y niños… En resumen, la quintaesencia de los centros turísticos soviéticos.
¡Todos los románticos soviéticos venían aquí de vacaciones! Salir en kayaks o canoas de doble casco durante el día y luego gozar de conmovedoras canciones con la guitarra junto a una hoguera por la noche... y todo esto a orillas del lago más profundo y limpio del mundo. Los visitantes dormían en tiendas de campaña o en albergues turísticos. Sólo se podía ir a nadar aquí a mediados de julio, ya que el agua es muy fría el resto del año.
Este pueblo en el Valle de Dombai del Cáucaso fue uno de los primeros centros turísticos de la URSS. A principios de los años 20, la zona se hizo popular entre los montañeros ya que aquí se pueden encontrar rutas de todos los niveles de dificultad y duración. En la década de 1960, se construyó aquí una estación de esquí de lujo como preparación para la visita del presidente finlandés Urho Kekkonen. Y luego, en los años 70, los arquitectos finlandeses regalaron a Dombai un hotel construido en forma de platillo volante. La misma ciudad turística sigue siendo muy popular entre los esquiadores y escaladores.
Belokurija, en la región de Altái, era uno de los centros turísticos soviéticos más populares. Los turistas venían aquí buscando rejuvenecerse en sus balnearios de agua con radón y disfrutar del aire fresco de la montaña. Aunque está en Siberia, el clima es bastante suave, así que puedes venir de vacaciones aquí todo el año.
¡La gente venía de toda la Unión Soviética a esta zona balnearia única en el territorio de Stavropol en el sur de Rusia para mejorar su salud! Aquí, una serie de cinco pequeñas ciudades balnearias -Piatigorsk, Kislovodsk, Esentuki, Zheleznovodsk y Kumagorsk- acogían más de un centenar de sanatorios con diferentes especialidades y que ofrecían tratamientos para todo tipo de dolencias, desde dolencias de las articulaciones hasta enfermedades de la piel. La gente venía aquí no sólo por el agua mineral, ni para visita las clínicas de barro, sino también para disfrutar del aire de la montaña y la naturaleza. El agua de los manantiales locales es todavía muy popular en la Rusia actual.
LEE MÁS: ¿Qué podían permitirse los ciudadanos soviéticos durante sus vacaciones?
La ley de derechos de autor de la Federación de Rusia prohíbe estrictamente copiar completa o parcialmente los materiales de Russia Beyond sin haber obtenido previamente permiso por escrito y sin incluir el link al texto original.
Suscríbete
a nuestro boletín
Reciba en su buzón el boletín informativo con los mejores artículos sobre Rusia: