Cuando el rapero ruso Oxxxymiron (Mirón Fiódorov) estaba en una pelea de gallos con el estadounidense Dizaster (Bashir Yagami), el pasado octubre, uno de sus versos decía: “Nosotros [los rusos] no entendemos la corrección política, ¿no? La m*** que decís en una batalla de rap, nosotros la decimos en la vida real”.
Quizá sea algo exagerado, aunque Oxxxymiron tenía razón en una cosa, y es que a los rusos no les gusta la corrección política de estilo occidental. Veamos por qué.
En Rusia se entiende la corrección política como la necesidad de evitar palabras y expresiones que algunos grupos pueden consideran ofensivas. La mayoría de la gente está de acuerdo con esto, al menos públicamente.
El publicista Iván Davídov escribió en una ocasión un artículo para New Ethics: “La corrección política se inventó para proteger la libertad. Represento a la mayoría, así que tengo como tarea proteger al más débil, que las minorías no se sientan ofendidas. Es por mi propio bien, ya que en otras circunstancias yo podría también llegar a formar parte de una minoría”. Es un punto de vista razonable y la mayoría de los rusos estaría de acuerdo con esta premisa.
En ocasiones, hay una concepción diferente de lo que es ofensivo o no en Rusia y Occidente, lo que provoca malentendidos y desacuerdos. Así ocurrió con la diseñadora rusa Uliana Sergueienko, cuando envió una invitación a su amiga Miroslava Duma en la que ponía. “To my n***** in Paris”, (A mi n***** de París”), usando una palabra que es ofensiva para los afroamericanos en EE UU, y estaba sacada de una canción de Jay-Z y Kanye West. Sus palabras provocaron un escándalo público.
“El racismo y la ignorancia son reales”, escribió Bryan Boy. Mientras que Tyler McCall, editora en jefe de Fashionista fue clara: “A mis conocidos blancos, por última vez: no, no pueden usar esa palabra que empieza por n...”. Al final, tanto Duma como Sergueienko pidieron disculpas.
A los rusos este tipo de escándalos públicos les parecen absurdos. El escritor Serguéi Kuznetsov escribió sobre el artículo de McCall: “Aquí tenemos otra muestra de la ‘carga del hombre blanco’. Un representante del imperio dominante (EE UU) enseña al resto del mundo cómo debe comportarse sobre la base de las normas éticas de su país, formadas por la historia de su país”. Otro usuario se limitó a colgar un video en YouTube mofándose de la idea de que solo las personas negras pueden usar esa palabra que empieza por “n”.
No es que sean racistas habitualmente sino que no siguen la corrección política. Tal y como explica Elnra Guníeva, de Argus Media: “Supongo que en Rusia tomamos las palabras maleducadas de manera menos fuerte que en Occidente. No creo que la corrección política ayude a alguien a ser más tolerante”.
Gueorgi Bovt, un analista político de Moscú, escribió con ironía un artículo sobre el legado de Barack Obama: “Hay una circunstancia que se coloca en el camino de muchos a la hora de analizar el legado de Barack Obama con sangre fría. Es el primer presidente afroamericano en la historia de EE UU... el triunfo de la corrección política plantea preguntas difíciles. Parece que para muchos liberales criticar a un presidente afroamericano es una forma de racismo”.
Las muestras exageradas de corrección política en arte, sobre todo en las películas, son el blanco de comentarios irónicos a todo el fenómeno de la corrección política. El crítico Mijaíl Trofímenkov describe el musical El gran showman, con Hugh Jackman, e inspirada en la historia de P.T. Barnum, el primero que abrió un circo en EE UU, como: “Un empresario explotando a gente miserable [con defectos físicos] se convierte en la película en un profeta de la corrección política. Moisés, Martin Luther King”. El artículo se titula Aventuras en la corrección política, lo que deja entrever que el tema se ha convertido en el protagonista de otras muchas películas.
Musical ‘El gran showman’.
20th Century FoxPor otra lago, hay quienes argumentan que aunque en Occidente de vez en cuando se vaya demasiado lejos con la corrección política, los rusos podrían ser menos políticamente incorrectos. Esta opinión ha aparecido frecuentemente a la hora de hablar del escándalo Harvey Weinstein y los abusos sexuales. En el diario Gazeta.ru salió un editorial que decía: “En el espacio público ruso es habitual reírse de estos escándalos... La cultura del machismo, o para decirlo claramente, del chovinismo masculinos, domina nuestra política”.
Samuil Klebanov, un productor ruso que también trabaja en Occidente escribió en Facebook: “Me entran náuseas cuando veo posts que apoyan a Harvey Weinstein y solo los veo en el Internet ruso. Quizá alguno pueda decir que en Occidente están locos con la corrección política, pero si significa apoyar un comportamiento inapropiado, estoy de acuerdo”.
Lo cierto es que es un tema polémico, no hay duda. Si te interesa saber cómo es el carácter de los rusos, haz click aquí.
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