“Es un pequeño paso para el hombre, pero un gran salto para la humanidad”. La famosa frase que Neil Armstrong dijo en la Luna marcó el comienzo de una nueva era. Se habían traspasado las fronteras del planeta y por primera vez se aterrizaba en otro cuerpo celeste. Esto ocurrió en el lejano 1969.
Actualmente soñamos con misiones que podrían aterrizar en Marte y leemos filtraciones de una “conferencia marciana secreta” llevada a cabo por Elon Musk. Pero, ¿sabían que décadas después de 1969 muchos rusos todavía son incapaces de creer en ese “pequeño paso” que Armstrong dio en la Luna? La conocida como “conspiración lunar” fue inventada en EE UU, pero casi en ningún país del mundo ha sido tomado en serio el supuesto de que el Gobierno de EE UU habría montado un complejo engaño y el alunizaje se filmó en Hollywood. Sin embargo, en Rusia el 24% de la población no cree en este mito. Es decir hay un 76% de la población que cree que los estadounidenses no llegaron a la Luna.
No siempre ha sido así. En la Unión Soviética en 1969, nadie –ni los funcionarios ni los medios de comunicación– dudaban de los logros de los astronautas estadounidenses.
“Cuando recibíamos señales de la Luna, las recibíamos de la Luna, no de Hollywood”, dijo el cosmonauta ruso Gueorgui Grechko, miembro del programa lunar soviético (que fue cancelado después de que la misión Apolo 8 hubiera orbitado la Luna por primera vez). En ese momento todos los sistemas de reconocimiento soviéticos estaban observando el primer vuelo tripulado a la Luna: el equipo de radio soviético recibía señales del Apolo 11, todas sus comunicaciones de audio y las imágenes de televisión del aterrizaje.
“Poner en escena un engaño como ese habría sido quizá tan difícil como llevar a cabo la verdadera misión”, concluyó otro cosmonauta y diseñador del transbordador espacial, Konstantín Feoktístov, en su libro La trayectoria de la vida. Para poder hacerlo habría sido necesario enviar una estación de televisión a la Luna y luego enviar el Apolo 11 como respuesta. Y crear docenas de plantas falsas que fabrican naves espaciales, preparar el aterrizaje... Todo es demasiado complicado. Incluso para la carrera espacial entre las dos superpotencias.
Sin embargo, a finales de la década de 1990, la “conspiración lunar” llegó a Rusia y algunos hicieron mucho dinero gracias a ella. Los contemporáneos lo atribuyen al hecho de que la nueva y frágil Rusia necesitaba desesperadamente nuevos conceptos pseudopatrióticos, como el que los estadounidenses habían engañado a todos, incluida la Unión Soviética, que siempre había sido la primera en todo. Otra cuestión es por qué la “conspiración lunar” sigue teniendo tanta influencia entre los rusos.
La historia en Rusia de esta teoría de la conspiración comenzó con la publicación del libro Anti-Apolo. Estafa lunar de EE UU, obra de Yuri Mujin. El autor afirmaba que el dinero asignado al programa lunar había sido supuestamente robado, mientras que las escenas de aterrizaje habían sido filmadas por Stanley Kubrick, director de la película 2001: Odisea en el espacio. Además, según Mujin, había comunistas y algunos científicos soviéticos que formaban parte de la conspiración (a cambio de ciertos dividendos, obviamente).
Pero la “gran mentira estadounidense” no habría hecho dinero en Rusia si no hubiera contado con el apoyo de personas de mayor reputación y de los medios de comunicación.
El periodista Alexánder Gordón realizó dos documentales sobre la “conspiración lunar”. En 2007, la revista científica Problemas actuales de la ciencia moderna publicó un artículo en el que se “demostraba” que el cohete no podía llegar a la Luna a la velocidad a la que volaba. Además, en 2018, Dmitri Rogozin, jefe de Roscosmos, la agencia espacial rusa, anunció que se estaba preparando una misión a la Luna, que tenía el siguiente objetivo, entre otros: “Nos hemos fijado la tarea de volar allí para comprobar si ellos [los estadounidenses] estuvieron allí o no <...> Ellos dicen que sí, nosotros lo comprobaremos”.
Y todo esto a pesar de que la Academia de Ciencias de Rusia ha condenado oficialmente la “conspiración lunar” como pseudociencia y el presidente ruso Vladimir Putin la ha desestimado por parecerle una “tontería”.
A juzgar por las encuestas, el 65 % de las personas que no creen que el alunizaje ocurrió realmente, tienen educación secundaria. Curiosamente, el deseo de establecer la “verdad” va mucho más allá de la curiosidad y algunos rusos están dispuestos a donar su propio dinero para la causa.
En 2015, en la plataforma de financiación colectiva Boomstarter se inició la recogida de un microsatélite con una buena cámara para verificar el lugar de aterrizaje de la Apolo 11. El proyecto lo lanzó un bloguero fascinado por el espacio. El objetivo era obtener 800.000 rublos (12.000 dólares), mientras que la suma recaudada fue un 218% superior a esta cifra.
¿Quiénes son estas personas? Algunos probablemente sean los que todavía participan en interminables discusiones en foros online sobre teorías de la conspiración (hay muchos de ellos). Y también las personas que escriben comentarios como este: “Si crees que los estadounidenses son charlatanes, estoy de acuerdo... Hay muchas pruebas de ello. Por ejemplo, hay algo malo con la huella [presumiblemente de Armstrong], o la bandera no ondea bien, y así sucesivamente. Por ejemplo, el vídeo America de Rammstein es prueba de ello, o el juego GTA Vice City. Hay un escenario para películas en una isla en algún lugar y allí, en un edificio con cúpula, se encuentra una roca lunar artificial. Se dice que es aquí donde filmaron el alunizaje”.
Aunque los soviéticos tomaron ventaja… ¿por qué no llegaron a la Luna antes que los estadounidenses? Te lo contamos aquí.
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