Incluso antes de que se creara la primera oficina rusa de política exterior en 1549, el Gran Ducado de Moscú empezó a entablar relaciones diplomáticas con otros países. Algunas de estas relaciones fueron difíciles, pero sobrevivieron al paso del tiempo.
El primer Estado europeo con el que Moscú estableció relaciones diplomáticas regulares fue la Santa Sede, entidad política bajo la jurisdicción del Papa. Los enviados del Papa entraron en contacto con Vladímir el Grande -que gobernaba la Rus de Kiev- ya en 988. Desde entonces, las relaciones entre la Santa Sede y Rusia se han consolidado.
Vladímir el Grande conversa sobre la fe con enviados de Roma.
Dominio públicoDesde principios del siglo XIII, la correspondencia entre Moscú y el Vaticano se intensificó y las visitas de enviados del Papa a Moscú se hicieron regulares. Durante el reinado de Pedro el Grande en Rusia, a finales del siglo XVII y principios del XVIII, Moscú se interesó por la postura del Papa en la elección al trono de Polonia, mientras que la Santa Sede esperaba conseguir el acuerdo del gobernante ruso para construir un monasterio católico en Moscú y abrir los territorios rusos a los misioneros católicos que se dirigían a China.
En 1481, Moscú estableció relaciones diplomáticas con Dinamarca, un Estado históricamente amigo. Posteriormente, se firmaron tratados de alianza con el Reino de Hungría y la República de Venecia en 1485.
En 1487, el Gran Ducado de Moscú y el Reino de Polonia -dos estados generalmente hostiles- entablaron una comunicación diplomática irregular, pero no llegaron a establecer relaciones diplomáticas regulares.
Tradicionalmente, los rusos mantenían mejores relaciones con los Estados europeos lejanos que con sus vecinos inmediatos, como el Reino de Polonia, por ejemplo. Dicho esto, en las dos primeras décadas del siglo XVI, Moscú entró en contacto con representantes de España, el Reino de Suecia, Prusia, Francia y la Liga Hanseática, una confederación comercial y defensiva medieval de gremios mercantiles y ciudades mercado del centro y norte de Europa.
El Janato de Crimea se convirtió en el primer Estado oriental con el que Moscú estableció relaciones diplomáticas. En general, los rusos trataron de establecer primero relaciones diplomáticas estables con aquellos países del Este que a menudo suponían algún peligro para su seguridad o tenían potencial para desafiar sus intereses.
Una carta del kan de Crimea Mengli Girey al Gran Príncipe de Moscú Iván III en 1474 proclamaba la amistad del kan, su unidad contra los enemigos comunes y su falta de voluntad para atacar o conquistar las tierras y principados pertenecientes al estado de Moscú.
En 1489, el gobernante moscovita Iván III firmó un tratado de amistad y unidad con el kan de la Horda Nogáai, una confederación fundada por nómadas que ocupaba la estepa póntico-caspiana. Sin embargo, los contactos diplomáticos entre ambos estados siguieron siendo escasos: los enviados del zar sólo visitaban la Horda Nogái en caso de emergencia para negociar coaliciones o solicitudes de envío de caballería para respaldar al ejército zarista.
Las relaciones diplomáticas con uno de los enemigos históricos más acérrimos de Moscú, el Imperio Otomano, se establecieron en 1492, cuando el gobernante ruso Iván III y el sultán Bayezid II intentaron mejorar las relaciones comerciales y de seguridad entre los dos estados históricamente hostiles.
"Enviados extranjeros en el despacho del embajador" por B. Schwartz, (1867).
Museo Histórico EstatalTras la creación en 1549 de la primera oficina rusa de política exterior conocida como Podolski Prikaz -una institución gubernamental en Rusia en 1549-1720 encargada de las relaciones con países extranjeros-, el proceso de mantener relaciones diplomáticas con estados extranjeros se institucionalizó formalmente.
Se crearon diferentes divisiones dentro del Prikaz encargadas de gestionar las relaciones diplomáticas regulares entre los gobernantes rusos y sus homólogos extranjeros.
Por ejemplo, a principios de la década de 1680, se crearon cinco divisiones dentro del Prikaz. Cada división era responsable de las relaciones y la correspondencia con varios grupos de estados: una para la Santa Sede, España, Francia e Inglaterra; otra para Suecia, Polonia, Valaquia, Moldavia, Turquía, Crimea, Holanda, Hamburgo y las ciudades hanseáticas; otra para Dinamarca y Brandeburgo; otra para Persia, Armenia e India; y la última para China, Bujará, Jiva y Georgia.
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