Para ambos bandos, el equipo del enemigo tenía un valor enorme.
En primer lugar, los soldados alemanes buscaban hacerse con los cascos SSh-39 y SSh-40 soviéticos de los rusos caídos. Eran considerablemente más pesados que los alemanes, pero proporcionaban mejor protección contra la metralla y las balas de las ametralladoras, ampliamente utilizadas por cada bando en contienda.
Soldados del Ejército Rojo llevando cascos SSh-40, Moscú.
Vladímir Granovski/SputnikLos cascos soviéticos se volvieron particularmente valiosos para los alemanes al final de la guerra, cuando la economía alemana se desmoronaba debido a la escasez de recursos y el acero utilizado para los cascos alemanes se había vuelto más delgado.
Soldado bebiendo agua de su casco después del combate, Tercer Frente Bielorruso.
Alexánder Stanovov/SputnikEl invierno ruso también había sido una dura prueba para los alemanes y, por lo tanto, los soldados de la Wehrmacht complementaban su propio equipo tomando chaquetas y ushankas de los muertos rusos.
Prisioneros de guerra alemanes cerca de Moscú, 1941.
Anatoli Garanin/SputnikPero el elemento más deseable para los nazis durante la etapa inicial de la guerra fue el rifle autocargador Tókarev (SVT), el arma semiautomática soviética más moderna en aquel entonces, pues había entrado en servicio apenas dos años antes del comienzo de la guerra contra la URSS.
Soldado alemán con un fusil semiautomático soviético SVT-40.
Archivo Federal de AlemaniaDurante el asedio de la fortaleza de Brest, en los primeros días del conflicto, la infantería alemana no podía acercarse a los asediados con sus subfusiles alemanes hasta que los defensores se quedaban sin munición. Un soldado de infantería bien entrenado (con un cargador lleno) podría disparar hasta 25 proyectiles de 7,62x54 mm por minuto con un SVT (capaces de perforar una pared de ladrillo a cien metros).
Soldados del Ejército Rojo durante un ataque, 1941.
Max Álpert/SputnikLos primeros rifles SVT incautados como trofeos fueron enviados con presteza en vuelos disponibles a Alemania, donde se utilizaron como base para el desarrollo del rifle autocargador alemán G41. Sin embargo, se necesitaron dos años para distribuir la nueva arma y resolver todos sus problemas técnicos, y no fue hasta 1943 cuando la industria militar alemana produjo el G43, de cuya posesión se jacta aún hoy en día cualquier coleccionista de armas.
Soldados con fusiles semiautomáticos G-43.
Scherl/Global Look PressJunto al fusil SVT, la ametralladora soviética Shpáguina (PPSh-41), de calibre 7,62x25 mm, también gozó de popularidad entre los soldados de la Wehrmacht. Se convirtió en un arma trofeo, adaptada por prisioneros de guerra para que usasen cartuchos MP-40 de calibre 9x19 mm. Tras su transformación, volvían al frente bajo el nombre de Maschinenpistole 717.
Soldado alemán con una ametralladora soviética PPSh-41 durante la batalla de Stalingrado, 1942.
Archivo Federal de Alemania/SputnikDesde 1943 la URSS tuvo “brigadas de trofeos” que recogían las armas de los alemanes caídos y las enviaban a depósitos de almacenamiento para su posterior reciclaje o redistribución. Hasta entonces, el proceso de “recogida de trofeos militares” había sido caótico: los soldados recogían todo lo que podían llevar consigo, ya fuera de su propio bando o del enemigo.
Armas capturadas por las tropas soviéticas.
SputnikLos soldados soviéticos también coleccionaban cascos. En particular, los que no habían resultado dañados en cañoneos o bombardeos. Al mismo tiempo, se hacía acopio de todos los tipos de cascos y se podían conseguir tres rublos por un casco soviético intacto, lo que equivalía a una hogaza de pan.
Al mismo tiempo, la “recogida” se centraba principalmente en las armas y los vehículos de combate del enemigo. Los equipos que funcionaban bien se enviaban a unidades del Ejército, y los equipos dañados o dados de baja se desmontaban en partes en el lugar de su hallazgo o (si era posible) o se enviaban a un taller. Sólo un puñado de tanques y vehículos blindados alemanes estaban en buenas condiciones y fueron usados en campos de tiro, para probar armas y municiones para el frente.
Soldados soviéticos transportan los primeros trofeos obtenidos, 1942.
Piotr Bernstein/SputnikEl mismo destino esperaba a las armas de fuego de la Wehrmacht. Estas, una vez examinadas, se reciclaban para la producción de armas soviéticas (si no estaban en condiciones de funcionamiento) o se enviaban a depósitos de almacenamiento y fábricas para realizar pruebas con ellas.
Armas alemanas capturadas por los soldados soviéticos.
Yákov Jalip/SputnikPosteriormente, la Unión Soviética se deshizo de sus excedentes de armas trofeo, en parte regalándolas y en parte vendiéndolas a regímenes leales de países africanos, asiáticos o sudamericanos durante la Guerra Fría, para obtener esferas de influencia en el mundo.
Tanques alemanes Tiger II capturados por las tropas soviéticas, 1942.
Grigori Kapustianski/Sputnik¿Cómo utilizaron las tropas soviéticas y alemanas las armas capturadas al enemigo? Pincha aquí y descúbrelo.
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