Este bogatir de las bilinas rusas poseía no sólo una fuerza física increíble, sino también una inteligencia extraordinaria: hablaba 12 idiomas e incluso podía comunicarse con los pájaros, cantaba y tocaba el gusli. El guerrero de Riazán se hizo famoso por derrotar a la serpiente de tres cabezas Gorínich, que respiraba fuego.
Hay un dicho popular que dice: “En Riazán hay setas con ojos”. Se remonta a la época de la invasión mongola de Rusia. Gracias a las setas cortadas o pisoteadas en los bosques fronterizos los guerreros de Riazán determinaban las rutas de las unidades enemigas.
Este manjar se produce en Riazán desde la primera mitad del siglo XIX. Las piruletas en forma de gallo, oso o conejo se elaboran exclusivamente con miel, azúcar y melaza locales.
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